Cárcel
Una exposición abrirá las puertas de la prisión para los vecinos
El futuro de la cárcel Modelo es una incógnita. Durante los últimos días, se han oído muchas voces quejándose de que les van a subir los alquileres y que no podrán continuar en sus viviendas, en referencia a la remodelación urbanística de la zona. Sin embargo, no todo parece tan cerrado para los vecinos.
El conseller de Justicia, Carles Mundó, tras el cierre definitivo de la Modelo, anunció que del 3 de julio al 26 de noviembre se abrirá el centro a visitas de la ciudadanía. «Dejamos atrás 113 años de historia y 40 años de promesas», explicó, en alusión a los sucesivos anuncios de cierre del centro.
En diciembre se entregarán las llaves al Ayuntamiento, propietario del edificio, y de quien depende el uso que se hará del espacio, aunque el conseller mostró su voluntad de que sea un sitio de memoria ya que la Modelo ha representado un «símbolo para el país».
Después de la salida de los últimos presos, señaló que «la Modelo ha cerrado y vuelve a la ciudad», quedando a disposición de otros usos para que todos los vecinos puedan disfrutar, dijo, y podrán pedir cita en la web del departamento. Respecto a la exposición, en la ue se relatarán 113 historias, tantas como años tiene la cárcel, el conseller destacó que la Modelo ha sido testigo de los acontecimientos más relevantes de la historia de Cataluña, desde la Semana Trágica de 1909 hasta el motín del «Vaquilla», y que por eso se abrirá para que «todos puedan conocer en directo el espacio».
No obstante, hay problemas. Vecinos de un bloque cercano al centro penitenciario alertaron de que la propiedad del edificio no renovará sus contratos de alquiler, y pidieron a las administraciones explorar soluciones para su caso y para que el cierre de la cárcel y su conversión en equipamientos no expulse a vecinos en un proceso de gentrificación.
El único vecino con contrato indefinido, Joan Gómez, explicó, en rueda de Prensa que en el bloque, en la calle Entenza 151, había doce familias, de las que quedan ocho –cuatro ya dejaron los pisos, y dos fueron precintados con planchas de metal–, y lamentó que la propiedad, un particular -, empezó a enviar burofaxes a los inquilinos cuando se anunció el cierre definitivo de la prisión.
Dijo que el administrador se niega a hablar con los vecinos de forma conjunta y que sólo propone hacerlo de forma individual, por lo que desconocen la situación del bloque, que asegura que pretenden vender a un fondo inversor, y añadió que personas visitaron los pisos, «no para vivir, sino para revender e hinchar la burbuja». Añadió que solicitaron reunirese con representantes del Ayuntamiento.
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