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Una historia de pura danza

Peralada acogerá al bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta, que ayer presentó «Yuli», película de Icíar Bollaín sobre su vida

El bailarín y coreógrafo Carlos Acosta es uno de los referentes mundiales del mundo de la danza
El bailarín y coreógrafo Carlos Acosta es uno de los referentes mundiales del mundo de la danzalarazon

Peralada acogerá al bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta, que ayer presentó «Yuli», película de Icíar Bollaín sobre su vida.

Cuando August Rent veía un cuerpo moverse, siempre buscaba un ritmo, una emoción en cada pequeño aleteo nervioso. Creía poder leer en estos cuerpos una fuerza, un furor que rompe el dolor, desdibuja la vileza y hace aparecer la real belleza arcana. La danza era, por tanto, su obsesión. Solía viajar a La Habana a principios de los años 80 al menos una vez a la semana sólo para «leer cuerpos», es decir, tener esperanza. Y podía ir a cualquier lugar del mundo, visitar los mejores teatros de la tierra, pero él prefería perderse por el barrio de Los Pinos y ver allí a unos jóvenes bailar break dance en las esquinas. A pesar de su ruda apariencia y su talento descontrolado, esos niños bailaban como si aquello les llevase lejos, muy lejos de allí, a las estrellas. Al menos, cuando anochecía, ellos parecían brillar como tales.

Entre todos esos niños nervisoso, que parecían arañazos salvajes de un felino acorralado, destacaba uno al que llamaban Yuli. Tendría nueve años, pero la intensa mirada de un adulto y un gesto retador, de largos brazos y piernas que lo elevaban donde nadie era capaz de llegar. A veces se confundía con el vuelo de unsinsote tintado y August Rent aplaudía, aplaudía no por aprovación, sino para llamar su atención, que no se pierdiese.

Aquella tarde vio a los chicos, pero ni rastro de Yuli. Sus amigos le dijeron que su padre se había hartado de él y le había dado una paliza terrible por no ir nunca al colegio. Al final, le había internado en una escuela de artes de Pinar del Río, así que no le verían por ahí a partir de ahora. «Quiere que le digamos algo, señor», dijo uno de esos chicos. August Rent sonrió, se caló el sombrero, simplemente dijo adiós a aquellos muchachos, y se marchó de allí silbando.

Nunca regresó a La Habana. ¿Para qué? No hacía falta. Rent sabía leer cuerpos y sabía perfectamente lo que iba a ocurrir a continuación. Aquel Yuli tuvo que soportar la soledad y el abandono en aquel internado, pero eso enfocó toda su atención en la danza, lo que hizo que se convirtiera en uno de los mejores bailarines del mundo. August Rent todavía lo contaba a sus amigos aficionados a la danza. «Yo vi bailar a Carlos Acosta cuando era un niño. Podías leer en cada gesto toda una vida de dolor y belleza. Era asombroso. Nadie ha logrado plasmar así con su cuerpo una vida y una verdad».

El bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta presentó ayer en Barcelona el estreno de «Yuli» la película de Icíar Bollaín que dramatiza su vida y en el que él tiene un papel fundamental. El filme es una perfecta introducción a una de esas leyendas que dejaron atrás la incomprensión, la violencia y la estigmatización social sólo para elevarse por encima de cualquiera que tuviera una mala palabra y convertirse él mismo en obra de arte. Del Ballet Nacional de Cuba al English National Ballet, convirtiéndose luego en el primer bailarín negro del Royal Bellet, el intérprete hizo que todas las miradas se centrasen en él desde los 16 años y ahora, con 44, anuncia el fin de una carrera de 30 años que ha embelesado a miles de aficionados a la danza. La película está basada en su libro autobiográfico «Sin mirar atrás».

Un día para recordar

Además, la compañía del bailarín cubano Carlos Acosta, Acosta Danza, actuará el 15 de agosto en el XXXIII Festival Castell de Peralada con un programa hecho a medida para la ocasión que incluye las coreografías «Mermaid», de Sidi Larbi Cherkaoui, y «Two», de Russell Maliphant. La compañía creada y dirigida por Acosta, tiene como objetivo «rendir homenaje a la riqueza cultural cubana», aseguró ayer Acosta, quien dijo sentirse «muy entusiasmado y contento de regresar al festival».

El coreógrafo ya vino a Peralada en 2017 justo en los días del atentado en Las Ramblas, lo que hizo prometer regresar al festival «en situación de normalidad». Para Acosta, su compañía es su manera de «devolver a Cuba y a la danza lo que me han dado», pero también un mecanismo «para traer el mundo a Cuba y mostrar al mundo lo que Cuba tiene que ofrecer». Hasta siempre, Yuli.