El desafío independentista

Unió se prepara para anunciar que no acepta el trágala de Convergència

La dirección de UDC ve «muy difícil» asumir la independencia, tal y como le exige CDC

El comité de gobierno de Unió Democràtica, compuesto por 17 fieles a la dirección y 8 críticos independentistas, se reunirá hoy al mediodía
El comité de gobierno de Unió Democràtica, compuesto por 17 fieles a la dirección y 8 críticos independentistas, se reunirá hoy al mediodíalarazon

El histórico proyecto de Convergència i Unió descuenta las horas. Hoy, el partido de Josep Antoni Duran Lleida celebrará la ejecutiva más trascendental de su historia, puesto que la consecuencia bien podría ser el fin de CiU. Convergència lanzó el martes un ultimátum a su socio de federación consistente en darle un margen de 72 horas para decidir si asume el objetivo de la independencia en el programa electoral de las elecciones del 27 de septiembre. «Es inamovible para nosotros», sentenció el coordinador general de CDC, Josep Rull. A la vista de esta postura, la dirección de Unió admitió ayer que es «muy difícil» que haga suyo este planteamiento. La ejecutiva de UDC analizará hoy el escenario creado por su socio de federación, pero todo apunta a que ha llegado finalmente la hora de romper lazos.

«Tenemos la voluntad de llegar a un acuerdo, de salvar la federación y de hallar una salida. Ahora bien, cuando se nos dice taxativamente desde CDC que no darán un paso atrás y que están por el «Sí/Sí» a la independencia lo ponen muy difícil», afirmó el vicesecretario general de Unió, Toni Font, en declaraciones a Ràdio Sabadell.

Font se mostró desengañado porque Unió ha puesto mucho de su parte para acompañar a Convergència en este viaje a la autodeterminación con la condición de poder añadir sus matices. Pero el esfuerzo podría quedar en nada. «No hemos seguido el proceso durante los últimos diez meses para al final tener que reconocer que no había otra vía que apostar por el «Sí/Sí». Nuestro partido es más plural que todo esto. No somos un partido de blancos y negros, aunque no podemos imponer una solución que solo satisfaga a Convergència», añadió Font.

En realidad, el divorcio de Unió y Convergència planea desde hace un año y medio. Artur Mas salvó la ruptura de la federación en diciembre de 2013 al plantear una pregunta de cara al 9-N que no descolgaba a Unió. «¿Desea usted que Cataluña sea un Estado? Y en caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?». Con esta pregunta encadenada, Unió pudo agarrarse a una respuesta afirmativa en la primera parte y dar libertad en la segunda.

Las elecciones europeas de mayo de 2014 volvieron a asomar a CiU al precipicio. CDC hizo cuanto pudo por pactar una lista conjunta con ERC contra la voluntad de Unió. Pero ERC se negó y el proyecto de CiU obtuvo una vida extra. Ya en aquel momento pudo agotarse una trayectoria compartida de más de 30 años.

Nada parece que pueda salvar esta situación. El momento es crítico y en estos instantes es imperceptible la voluntad de CDC por mantener a flote a la federación nacionalista. Convergència camino hacia nuevos lugares. Quiere enterrar su marca y acudir a las elecciones del 27-S con una lista transversal que aglutine a varias sensibilidades con un único objetivo: la independencia de Cataluña.

En los cálculos de Convergèrncia, además, no figuran grandes restas por romper con Unió, ya que, al fin y al cabo, casi la mitad de su militancia apoya el proyecto independentista, según se vio en la consulta del domingo, y, por tanto, podría arrastrarse a toda este sector.

Pero hay muchas preguntas que todavía no tienen respuesta. ¿Qué papel tomará Duran Lleida a partir de ahora después de varios meses situado en un discreto segundo plano?