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Vidas en la frontera

Rafael Vallbona sigue el rastro del siglo XX a partir de una saga familiar en la Cerdanya

Rafael Vallbona ayer en la librería Laie
Rafael Vallbona ayer en la librería Laielarazon

Rafael Vallbona sigue el rastro del siglo XX a partir de una saga familiar en la Cerdanya.

La frontera es como espacio físico lo que la adolescencia es como espacio vital, un lugar indeterminado, fascinante, lleno de fricción y drama. Por eso es el escenario perfecto para las grandes historias. Es como mirar el cielo y esperar. Sólo en el atardecer y el anochecer se pondrán las cosas realmente bellas e interesantes. El escritor Rafael Vallbona siempre ha sentido fascinación por la frontera, tanto, que ha estado trabajando durante los últimos nueve años en una novela que gira en torno a este espacio casi mítico. El resultado es «La casa de la frontera» (Edicions 62), último Premio BBVA Sant Joan.

La novela es una saga familiar que explica todo el siglo XX a través de la vida de cinco generaciones de los Grau, dueños de una casa restaurante en Puigcerdà, en la misma frontera con Francia, que se convertirá en testigo de excepción de los grandes acontecimientos de los últimos 120 años de occidente, de la I a la II Guerra Mundial, pasando por la Guerra Civil o la apertura a la modernidad que venía desde más allá de los Pirineos en los años 60. «Quería hacer una visión no mesocrática del siglo XX, explicarlo lejos del centro. Porque no todo se explica desde las grandes urbes, las periferias también vivieron los cambios y la efervescencia del siglo», comenta el escritor.

El relato se convierte así en un fresco lleno de vida, una concatenación de alegrías y miserias, que dibuja a la perfección la ebullición de un siglo lleno de historias tan increíbles, que lo más increíble es que todas son ciertas. Porque los Grau existen y toda la novela se basa en las conversaciones que durante años ha tenido el propio Vallbona con sus representantes. «Cuando empezaron a explicarme su historia en seguida sentí un escalofrío. “Ostras, aquí hay un relato”, me dije. Por separado, sus historias no eran más que anécdotas sin más, pero juntas me di cuenta que formaban un apasionante relato que daba un sentido global a su experiencia, sublimándola y convirtiéndola en algo universal», señal Vallbona.

La novela arranca en primera persona, con Vallbona explicando su encuentro su encuentro con esta familia, pero en seguida da paso a una nueva narradora, Carme, que el día de su jubilación y el cierre final del restaurante repasa su vida, desde sus bisabuelos, que adquirieron la casa en 1882, hasta sus propios hijos y nietos, que llevarán la historia hasta el hoy mismo, donde Vallbona recuerará la voz narradora. «Me interesaba escribir una especie de historia de muñecas rusas, en la que una primera encierra otra más pequeña y así hasta el infinito», comenta Vallbona.

El escritor no cree, por eso, que se pueda decir que ésta sea una novela histórica, ni siquiera que pueda encerrarse bajo el término autoficción, sino que es una especie de puzzle o cajón de sastre que poco a poco junta todas las piezas. «Claro que tiene cosas de novela história, pero también hay momentos de novela negra, y de historia epistolar, de relato de aventuras, incluso de crónica periodística. En realidad, lo que ocurre es que odio las etiquetas, siempre te apartan en un departamento estanco y esto siempre te hace más mal que bien», señala Vallbona.

Una vida difícil

La episódica novela explica así momentos fascinantes propios de la Cerdanya, desde la construción del túnel del Cadí, que cambió la vida de sus residentes para siempre, a momentos poco conocidos como la comuna anarquista que dominó Puigcerdà con el arranque de la Guerra Civil y que se convirtió en el primergobierno anarquista de éxito de la historia. «Claro que tuvo momentos claroscuros, pero fue la única revolución que consiguió triunfar con Antonio Martín, el cojo de Málaga, un personaje petulante y carismático como líder y que acabaría por esa misma petulancia muerto de un tiro, acabando en seco aquella utopía», afirma el escritor.

Vallbona ya prepara nuevos retos y ahora ha empezado a trabajar en una novela «tex-metal», con una banda de motoristas que asaltan gasolineras en las tierras situadas entre Cataluña y Aragón. Además, también tiene en la cabeza un relato de autoficción, situado en los años sesenta, con su padre de protagonista, y en octubre viajará a Estados Unidos para poder escribir una crónica.