Literatura

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Vuillard y los héroes anónimos vuelve a tomar la Bastilla

El escritor mira en las micro historias que hicieron posible el 14 de julio de 1789 en su nueva novela.

El escritor francés llegó ayer a Barcelona, aquí en La Casa del Libro de las Ramblas, para presentar su última novela.
El escritor francés llegó ayer a Barcelona, aquí en La Casa del Libro de las Ramblas, para presentar su última novela.larazon

El escritor mira en las micro historias que hicieron posible el 14 de julio de 1789 en su nueva novela.

La historia ocurre siempre sin signos de exclamación, sin gigantes héroes ni grandes perdedores infames. La historia siempre ocurre en silencio, con sólo una leve polifonía de voces que se oye a lo lejos y que va creando una música qua en el grito histérico de un hombre asustado. Eso es lo que aprendemos luego de nuestro pasado, sólo los gritos de un hombre asustado. ¿Alguien se extraña de que madurar sea convertirse en un hombre asustado?

Imaginemos, por ejemplo, el 14 de julio de 1789, el levantamiento popular que propició la toma de la Bastilla y cambió para siempre el antiguo régimen. El texto que el historiador Jules Bachelet dedicó a la imponente jornada, y del que muchos han aprendido y comprendido lo que ocurrió, se centra en la figura del político Thuriot de la Rogière, que encabezó una comitiba para hablar con el gobernador francés para avisar de la posibilidad de tumultos y exigir que no se disparara contra la sublevada masa. Bachelet lo convierte así en un héroe de la jornada, cuando, en realidad, Thuriot nunca estuvo en la toma. Después de hablar con el gobernador, se fue a casa a hacer una siesta y al despertar la toma ya había acabado.

Dar voz al pueblo

El escritor Éric Vuillard, premio Goncourt en 2017 con «El orden del día» ha querido devolver el protagonismo a los auténticos héroes de esa jornada, a los trabajadores, a los campesinos, a los desarraigados anónimos que arrastraron sus propios dramas por encima de la historia para cambiar su triste destino. «He querido devolver al pueblo su papel en la victoria y rendirle un merecido tributo», aseguró el autor francés.

Después de un largo proceso de documentación, buceando en diarios escritos por supervivientes, cartas de participantes en las revueltas o diferentes documentos en torno a personas que incluso acabaron acribilladas en las catacumbas de París, Vuillard ficciona las vidas de personas reales que la historia oficial ha silenciado hasta la fecha. De esta forma nos encontramos con personajes increíbles como el orfebre Jean Rossignol, el conserje Legrand o el deshollinador Louis Petitngnant . «Tenemos mil nombres de personas que participaron en este hecho histórico en un día que creó un nuevo futuro».

El libro demuestra que existen muchos paralelismos de las revueltas sociales surgidas desde el arranque de la crisis en 2008 y aquel gris 14 de julio de 1789. El principal paralelismo es la motivación detrás del levantamiento, el paro, la pobreza, la deuda y la desigualdad social, algo que también provocó movimientos como el 15-M o el ocuppy Wall Street. «La cuestión económica y las desigualdades que genera siempre es la mecha que enciende la llama de todos las revoluciones y que hemos visto que poco a poco se han ido radicalizando», aseguró Vuillard en referencia al papel en los últimos meses de los «chalecos amarillos» que ha logrado variar políticas..

El libro marca muy bien el contexto en que estas revueltas fueron posibles y arranca con la rebelión de los trabajadores de las manufacturas Réivillon unos meses antes y cuya represión provocó más muertos incluso que la toma de la Bastilla. A partir de aquí, Vuillard pone eco a las voces de esos hombres y mujeres que cambiaron la historia.