Sociedad
Alicante vence la sequía que padece desde 1989
El agua embalsada garantiza el consumo humano y agrícola durante todo 2017
Las recientes nevadas y lluvias han proporcionado el agua suficiente para garantizar el consumo urbano y agrícola en la provincia de Alicante durante todo el 2017, una situación «excepcional» sin sequía que no se vivía desde 1989 y que los expertos no prevén que se repita en varias décadas.
El director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, el catedrático de Geografía Jorge Olcina, afirmó que el temporal de la pasada semana, unido al anterior de lluvias entre el 19 y el 21 diciembre, han permitido «solucionar momentáneamente el problema del agua» en el sur de la Comunitat.
Los recursos acumulados en poco menos de dos meses permiten que «en lo que queda de 2017, las demandas que hay en la provincia de Alicante estén garantizadas totalmente, tanto de agua para consumo en boca como para el campo».
El catedrático relató que esto es así porque todas las comarcas alicantinas han sido favorecidas por las lluvias, que han caído de forma «continúa y abundante» y generalmente sin llegar a ser torrenciales, lo que ha permitido que se pueda aprovechar el 90 por ciento del agua.
A esto contribuye la abundante nieve, que una semana después de caer aún cubre de blanco muchas de las cumbres alicantinas y que infiltra poco a poco el territorio para recargar los acuíferos, lo que se visualiza con que en los últimos días hayan vuelto a brotar algunos manantiales y fuentes que hacía décadas que estaban secos.
Además, los embalses de Beniarrés, Amadorio y Guadalest están completamente llenos e, incluso, han tenido que abrir compuertas para desembalsar, y el suelo va a mantener la humedad durante varias semanas, según el experto. Se han rozado los mil litros por metro cuadrado entre los dos temporales en poblaciones del interior norte como Castell de Castells (984,1 l.), La Vall de Gallinera (959,3) y l’Orxa (921,8), unas cifras de récord.
La «gota fría invernal» de la pasada semana ha sido muy llamativa o «anecdótica» para los climatólogos debido a que la nieve ha cuajado en las playas de la costa sur de la provincia, algo que no ocurría en Torrevieja desde hacía casi un siglo (1926). Para redondear esta situación solo faltaría, en opinión de Olcina, que en los embalses de la cabecera del Tajo (Entrepeñas y Buendía) lloviera «un poco más» para poder garantizar los caudales mínimos previstos del trasvase al río Segura.
El año 1989 también fue excepcionalmente húmedo, con varios episodios de temporal de lluvias en toda la provincia que hizo que, por ejemplo, la ciudad de Alicante contabilizara 600 litros por metro cuadrado cuando lo habitual es entre 300 y 320.
Hasta el pasado noviembre se habían recogido tan pocas lluvias que los expertos vaticinaban uno de los años «más secos de la historia reciente», especialmente en comarcas tradicionalmente más húmedas, como las interiores de l’Alcoià y El Comtat o la Marina Alta, donde habían contabilizado un tercio del agua habitual.
Pero el panorama ha cambiado radicalmente en el último mes.
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