Valencia
Aumenta el número de ansiosos que se sobremedican para no faltar al trabajo
El miedo al despido lleva a muchos enfermos de estrés y ansiedad a renunciar a la baja laboral. El «parche» es sólo una «solución a corto plazo»
Valencia- La crisis y las amenazas laborales están modificando no solo el comportamiento de las personas como consumidores, sino también como pacientes. «Están cambiando el 'chip'» y cada vez son menos los que piden una baja laboral por ansiedad, estrés o depresión, pues actualmente no solo supone una pérdida de poder adquisitivo, sino también un peligro de despido, constata el doctor José C. González Piqueras, psiquiatra adjunto del Hospital Clínico de Valencia.
Esta situación conlleva a su vez un incremento del número de pacientes sobremedicados. Hablamos de una parte de la población que para soportar el nivel de estrés y las exigencias económicas y laborales, recurren a los fármacos antes que a un tratamiento que les suponga abandonar su puesto.
«Existe miedo a perder el trabajo. Las dificultades económicas son muy fuertes, así que optan por parchear la situación con medicamentos que hacen posible que la persona vaya tirando, aunque sea de manera renqueante». No obstante, insiste en que se trata de un parche, de una solución a corto plazo cuyas consecuencias veremos probablemente en los próximos diez años.
Además, explica el psiquiatra, este comportamiento supone un riesgo de dependencia farmacológica y de efectos secundarios, así como de dificultad en la atención y concentración. «Lo más grave es que no se solucione el problema de base, que se enmascare con un medicamento».
González Piqueras considera que en estos momentos, en los que se habla tanto de ahorro sanitario, debería invertirse más en salud mental, pues, a largo plazo, supondría muchos beneficios para el sistema. En este sentido, expone que los epidemiólogos y los economistas de salud hablan de que, en 2007, Europa gastó 120.000 millones de euros para combatir la depresión. El 25 por ciento de esa cantidad fueron costes directos, es decir, fármacos, hospitalización... El resto son costes indirectos, como la reducción de la productividad, las prejubilaciones o el absentismo laboral. Y en este punto recuerda que en el año 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad y, por lo tanto, un fuerte motivo para justificar las bajas laborales.
El peligro más desconocido de las drogas blandas
Los expertos alertan de un importante aumento, en torno al diez por ciento, de los trastornos mentales graves relacionados con el consumo de estupefacientes, en especial del cannabis y en concreto, entre la población más joven. «Se considera una droga blanda, pero su consumo, y lo estamos viendo, puede provocar, por ejemplo, psicosis esquizofrénica». El doctor González Piqueras alerta de un «veneno» que, desgraciadamente, «no tiene mala prensa» a pesar de que, junto con la desorientación, la marginalidad, el aumento de las minorías o la pérdida de la cohesión familiar y social, es una de las variables involucradas en el aumento de la agresividad juvenil. «La adolescencia es una etapa mala. Hay un entorno que favorece que el adolescente, de alguna manera, tenga menos apoyo. Existe más permisividad con el consumo de drogas, lo que, a su vez, está disparando el número de agresiones a padres, profesores o parejas». La solución, explica el especialista, pasa no solo por el sistema sanitario, sino también por el educativo.
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