El 91% de los curas valencianos dona su sueldo a familias excluidas desde 2009

Ayudar al que más lo necesita es uno de los principios cristianos que la Iglesia no ha olvidado. Sin hacerlo público, la práctica totalidad de los sacerdotes de la provincia de Valencia donan una parte importante de su salario a familias afectadas por la crisis. Y no es algo nuevo.

Según datos de la arhidiócesis, casi 600 curas valencianos destinan desde hace tres años hasta un 80 por ciento de su sueldo a ayudar directamente a personas necesitadas de sus localidades. No lo hacen de manera puntual, sino que renuncian a un buen porcentaje de sus retribuciones todos los meses. Entienden, tal y como indicaron las mismas fuentes, que es su obligación en un momento de crisis económica tan grave como el actual, en el que tantos hogares se han visto sin ingresos y no pueden hacer frente a los pagos más básicos.

A estos donativos hay que sumarle la acción social que realiza la organización dependiente de la Iglesia Cáritas. Durante todo 2012, ha atendido a más de 100.000 ciudadanos entre su sede central y las Cáritas parroquiales, el 80 por ciento de ellos con problemas relacionadas con la vivienda, bien por la incapacidad para pagar las facturas del agua o de la luz o bien por no poder abonar la hipoteca.

En el año 2011, la Asociación invirtió en atención primaria más de dos millones de euros, cantidad que aumentará considerablemente este año por el aumento de la demanda, según todas las previsiones que manejan.

Además, Cáritas contempla la apertura de un nuevo economato para atender las necesidades de las familias en riesgo de exclusión social que deriven las Cáritas parroquiales. Con este, serán ya cuarenta los repartidos en la diócesis. Solo en el último año, se han puesto en marcha siete nuevos.

Estos establecimientos, además de suministrar alimentos y productos de primera necesidad a bajo coste, disponen de un servicio de asesoramiento para la búsqueda de empleo.

Entre los que más han incrementado su servicio se encuentra el de la parroquia de San Pascual Bailón de Valencia, que ha cuadruplicado el número de personas que solicitan ayuda en los últimos dos años.