Cambios climáticos

El calor atípico de este otoño pasa factura a los agricultores valencianos

La Razón
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Se está hablando mucho en las últimas semanas de que este está siendo el mes de octubre más cálido de las últimas décadas. Aunque para algunos sectores, como el turismo, el clima cálido sea un valor añadido y motivo de alegría, para otros se convierte en un gasto más. Este año más que nunca, el calor está pasando factura a los agricultores valencianos.

La falta de lluvias y la sequedad de la tierra hace que sea necesario regar más los cultivos, con el consecuente incremento del gasto en agua. Además, las altas temperaturas son el hábitat idóneo para las plagas, sobre todo para la mosca de la fruta, principal enemigo de las naranjas, por lo que la lucha contra los insectos está siendo esta campaña mucho más intensa que en otras ocasiones.

Tal y como explicaron desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) Las frutas que se están viendo más afectadas por el inusual clima son los cítricos y los caquis. Las uvas fueron recogidas hace un par de semanas y no se ha visto alteradas su calidad ni su tamaño.

En cambio, en el caso de las naranjas el calor está modificando su calibre y su color. En algunas zonas son un poco más pequeñas de los normal y, además, el tradicional y conocido color de esta fruta se está quedando en un amarillo debido a la falta de frío, si bien es cierto que el sabor sigue siendo el mismo de siempre. Desde AVA señalaron que en el caso del caqui está sucediendo algo muy parecido.

Falta de carótenos

La naranja no es realmente de este color. La tonalidad que adopte dependerá de la temperatura del sitio en el que se produzca. El color anaranjado se debe a la producción de carótenos. Esta sustancia se empieza a crear cuando la fruta deja de producir clorofila, para lo cual necesita altas temperaturas durante el día y bajas por la noche.

En Andalucía, donde las temperaturas nunca son muy bajas, los productores de cítricos se ven obligados a meter las naranjas en cámaras frigoríficas durante horas para que adopten su color más conocido.

Hay otro factor que afecta también a la rentabilidad de la agricultura, aunque este es más psicológico que químico. «La gente está esperando a que haga frío para comprar naranjas. Los cítricos se relacionan con los resfriados, mientras que si hace calor se sigue comprando sandía y melón», explicaron las mismas fuentes.

De esta forma, mientras este eterno verano siga su curso, los consumidores seguirán optando por frutas más tropicales, mientras que el más tradicional de todos los cultivos valencianos sigue esperando en las estanterías.

Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), los registros marcan que la media de principios de mes se sitúa en 16,5 grados y a finales baja hasta los 12,7. Sin embargo, el 1 de octubre se registraron 23,6 grados de mínima, el día 16 fue de 20,6 y el día 24 de 20 grados.

Durante el día, las temperaturas han estado alcanzando los 27, un clima típico de los meses estivales. Ha sido solamente a partir de esta pasada semana cuando los termómetros empezaron a bajar. Aunque habrá que esperar al final de la estación para analizarla globalmente, este otoño ya ha marcado varios récords. Entre ellos el día 1 de octubre, cuando las mínimas fueron de 23,6 grados.