Valencia

«El caso Divalterra es algo más que el gasto de 290 euros en copas. Llegaremos al fondo»

«El caso Divalterra es algo más que el gasto de 290 euros en copas. Llegaremos al fondo»
«El caso Divalterra es algo más que el gasto de 290 euros en copas. Llegaremos al fondo»larazon

-El PP asegura que entre el PSPV y Compromís hay una lucha constante por controlar el poder en la Diputación de Valencia. ¿Se traslada a la gestión?

-Se ve en los actos diarios. Los diputados de Compromís no van a actos del PSPV y al revés. Es una anécdota, pero al final no se priorizan las necesidades de los ciudadanos, sino que si al presidente Ximo Puig le dan 20 millones de los Presupuestos, a las Conselleries de Compromís le dan más de 12. Así se deja de dar el servicio que tiene la Diputación. La lucha de poder influye, los que lo verán son los Ayuntamientos. Se quitan muchos millones para ellos y se dan a otra institución.

-Critican que la promesa de transparencia se ha quedado en titulares. ¿Les resulta complicado hacer oposición?

-La verdad es que sí. Se creó un departamento de transparencia a bombo y platillo, con el que todos estábamos de acuerdo, y que tiene asignado para toda la legislatura 1,2 millones. Pensábamos que sería un ejemplo de buen hacer. La sorpresa ha sido que no. Hemos tenido que ir al juzgado para conseguir información y continuamente bloquean nuestra labor. El diputado de Transparencia, Roberto Jaramillo, dice que él está para enseñar transparencia a los Ayuntamientos. Es un sinsentido.

-¿Falta también transparencia para saber cuánto gastan en dietas los altos cargos? El ex gerente de Divalterra, Víctor Sahuquillo, gastó casi 300 euros en bebidas alcohólicas y tuvo que dimitir.

-Es un ejemplo. Hay otras instituciones, como el Ayuntamiento de Valencia, en el que la oposición tiene acceso a través del móvil a cualquier trámite. Sin embargo en la Diputación, a pesar de la inversión realizada, no existe nada parecido. Por ejemplo, las dietas no se cuelgan. En el caso de Divalterra ha sido el auditor, una figura que creó el PP en la última etapa de Imelsa, quien lo desveló en el Consejo de Administración.

-En cualquier caso, ha sido el caso de Víctor Sahuquillo lo que ha vuelto a poner esta empresa pública en el punto de mira. ¿Cuál cree que debe ser el futuro de esta empresa?

-La antigua Imelsa tiene 700 trabajadores que son mileuristas, que no cobran los 70.000 euros que percibía el señor Sahuquillo. El nuevo equipo de Gobierno cambió el nombre de la empresa, pero había que ir más allá. Lo primero que hicieron fue poner diez altos cargos y ahora dicen que estaban pensando en desmantelarla. Acto seguido de las irregularidades dicen que la van a trocear... Hay que ser más serios, por lo menos los trabajadores merecen un estudio. La parte destinada a las brigadas hace falta en muchos pueblos. El anuncio realizado por Rodríguez es una huida a la desesperada que demuestra que quiere tapar la gestión del gerente que puso.

-¿Cuál debe ser la prioridad?

-Hay que decidir cómo enfocar la empresa para que nadie cometa irregularidades a diestro y siniestro. Faltan controles y elegir buenos gerentes. En esto ni el PP ni ahora el tripartito ha tenido muy buena mano. El asunto de las dietas es lo anecdótico, se han detectado también fraccionamiento de contratos, contrataciones a empresas vinculadas al PSPV, pusieron encima de la mesa de 300.000 euros teledirigidos...

-Estas irregularidades, ¿pueden tener recorrido en los tribunales?

-Seguramente sí, lo estamos estudiando. Lo que no está claro es que todo se quede en el asunto de las dietas, que es importante, porque el dinero de los ciudadanos no se gasta en copas. Sahuquillo no ha dimitido por los 290 euros que gastó en bebidas alcohólicas. Hay más y nosotros llegaremos hasta el fondo.

-El PP ha pasado un año muy complicado, ¿cómo ve el presente y el futuro?

-Creo que ya hemos pasado lo peor. El golpe de pasar a gobernar a la oposición fue duro y la situación generada por los casos de corrupción escocía y había que darle una vuelta a todo. Hemos logrado recuperar nuestra posición, así se ha ido demostrando en las convocatorias de las elecciones generales. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero sí nos ha dado la tranquilidad de que, después de pedir perdón por los casos de corrupción, la gente vuelve a confiar en el PP. El presente lo veo de pelea, de trabajo y 2019 volverá a ser el año del PP. La Generalitat tendrá una presidenta, Isabel Bonig, y la Diputación será del PP. Tenemos que hacer buena oposición, criticando, pero también ser proactivos, aunque no acepten nuestras propuestas.

-Usted tenía relación con el ex presidente de la Diputación, Alfonso Rus, ¿qué opinión tiene del «caso Imelsa»?

-La primera reacción es no acabártelo de creer. Rus tenía un gran carisma. No sorprendió mucho, nos dejó tocados anímicamente porque no nos lo esperábamos. Me gustaría ser respetuosa con la presunción de inocencia y esperar a ver qué sucede. Si hubo delito lo tendrá que pagar.

-¿Se tienen que aplicar las líneas rojas como se ha hecho a raíz de estos casos de corrupción?

-Para entender cómo se aplicaron las líneas rojas, hay que recordar el contexto en el que estábamos. La gente esperaba ejemplaridad y que los partidos políticos reaccionáramos. Hay que matizar ciertas cosas, pero la imagen de ejemplaridad hay que seguir dándola. Ahora se abre una etapa de congresos en la que vamos a reflexionar y tratar de llegar a lo que quiera la ciudadanía. Hay que equilibrar la presunción de inocencia con la ejemplaridad que nos piden. Habrá que ver si esa línea se tiene que mover o dejar donde estaba.

-Habrá una alternativa a Isabel Bonig para disputarle la presidencia del PP, ¿la habrá para disputarle la presidencia de la provincia de Valencia a Vicente Betoret ?

-No lo sé. Se especula mucho y yo siempre digo que es saludable que haya más candidatos. Cuando llegue el momento, veremos qué pasa.

-¿Ha pensado en presentarse usted como alternativa?

-No.

-¿Apoya a la reelección de Isabel Bonig como presidenta del PPCV?

-Sí, después de pasar uno de los momentos más duros del PP, creo que Bonig, ha tenido el carisma que necesitábamos para salir de esta situación, para creernos que es posible. Ese ímpetu, esa ilusión que nos ha traslado a los militantes se han ido mejorando los resultados electorales, ha conseguido renovar el proyecto con gente nueva y contando con personas con experiencia. Creo que es la mejor opción para presidir el PP y es un reto que la primera mujer en presidir la Generalitat sea del PP.