Valencia

El dueño de la armería dice que Alandí encargó el rifle de Castellano

Admite que emitía facturas con conceptos falsos

El dueño de la armería de Sagunto (Valencia) donde Avialsa adquirió varias armas, entre ellas el rifle del exconseller Serafín Castellano, declaró ayer que el exgerente de Avialsa, Francisco Alandí, fue el que le encargó y retiró ese rifle, y el que encargaba la munición para las cacerías. El responsable de la armería Peña, Vicente Peris Peña, compareció ayer como testigo ante el juzgado de instrucción número 2 de Sagunto, dentro de la investigación abierta por la denuncia por estafa y apropiación indebida que interpuso en 2013 el propietario de la empresa Avialsa, Vicente Huerta, contra su exgerente, Alandí.

Según la declaración a la que ha tenido acceso Efe, aseguró que Huerta no iba casi nunca a la armería, si bien en ocasiones la munición la recogía Emilio Máñez, exconcejal de Quartell.

Sin que le preguntasen, dijo recordar que el rifle que supuestamente recibió Castellano, fueron a elegirlo Alandí y Emilio Máñez, y que en particular querían uno mejor que un rifle estándar, así como que le dieron la documentación de dicho señor para su registro.

Sobre el motivo de que, en las facturas remitidas al juzgado, en las primeras figuren unos conceptos y en las remitidas posteriormente otros distintos, explicó que en un primer momento entendió que simplemente tenía que mandar las facturas emitidas tal cual, y que al requerirle el juzgado el concepto real emitió el resto de documentación.

Precisó que, quien efectuó los encargos que aparecen en esas facturas fue Alandí, que le manifestó que posteriormente le llamaría «Pili» para determinar los conceptos que debía poner en las facturas, y aseguró que este cambio de concepto no es habitual de ninguna forma.

El testigo declaró además que la munición que encargaba Alandí no era para uso de una sola persona, sino para varias, y que tanto este como a veces Máñez le comentaban que iban a hacer una cacería y necesitaban cartuchos según el tipo de caza.

Insistió en que Huerta no intervenía en los encargos relativos a las cacerías ni a las facturas investigadas, y señaló que nunca se hacía el pago en metálico, sino por transferencia o cheque.

Precisó que a Alandí lo conoce desde que era un bebé y que es aficionado a la caza desde que tenía 15 o 20 años, mientras que Huerta de cazador «tenía bien poco», aunque le gustaba el tiro de precisión y por eso tenía un rifle de perdigones.