Arquitectura
El urbanismo en la ciudad primará los espacios amables para el usuario
La Conselleria de Vivienda inicia un programa pionero para ajustar la política urbana a las necesidades sociales
Adaptar los espacios a las necesidades de los usuarios y convertirlos en zonas amables donde todos los grupos sociales puedan disfrutar de sus actividades, es el objetivo fundamental del nuevo programa, pionero en España, que ha puesto en marcha la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio.
«La ciudad debe estar diseñada para todos», asegura la directora del Instituto Valenciano de la Edificación (IVE), Begoña Serrano, encargada de elaborar las línea maestras de lo que será el Libro Blanco de la Política Urbana de la Generalitat, que tendrá como eje central la perspectiva de género.
El concepto no pretende ceñirse únicamente a la mirada femenina, sino que se extiende a toda la población, a los diferentes colectivos y, especialmente, a las personas cuidadoras que, mayoritariamente, son mujeres. Serrano hace hincapié en que a partir de ahora los arquitectos y urbanistas deberán darle importancia a los «pequeños detalles» que hacen amable, accesible y segura la ciudad», y no quedarse solo en las «cuestiones artísticas o de diseño».
La arquitecta, Eva Álvarez, profesora de Proyectos en la Universidad Politécnica, afirma que los diseños han de atender la vida cotidiana de las personas y, por lo tanto, «se trata de incorporar aquellos aspectos que ayuden a los ciudadanos en su vida diaria». En el Urbanismo han de considerarse todos los grupos de usuarios. «Es fundamental, y nunca se ha hecho, habilitar baños públicos en los parques, o instalar bancos cercanos a los juegos de los niños, y plantar árboles para que den sombra en las avenidas». Ambas arquitectas coinciden en que esta nueva visión de género en el urbanismo y la arquitectura «no conlleva un aumento de los costes, pero aseguran una mejor calidad de vida y más sostenible».
Pero también se busca generar barrios vivos durante todas las horas de día y acabar con los conocidos como «dormitorios». «No hay que pensar solo en las necesidades de los trabajadores asalariados, sino también en aquellas personas, que son la mayoría, que se quedan durante el día en estas zonas y que necesitan servicios y equipamientos».
La directora del IVE destaca que para mejorar la sostenibilidad hay que tomar en consideración globalmente aspectos medioambientales, culturales, económicos y sociales. Destaca la importancia de crear microclimas, estudiar como funcionan los vientos y la trayectoria del sol para favorecer «un confort térmico ideal». O considerar los espacios patrimoniales, no solo por el elevado valor de sus edificios, sino porque han de ser «agradables para las personas». Pero también, tener una sensibilidad especial con los colectivos que conforman la vida en los barrio para que «se sientan parte del proyecto». E incluir todos aquellos aspectos considerados de género para que sea «más fácil vivir allí».
En definitiva, racionalizar los usos desde el punto de vista del usuario. «Algo que parece lógico», asegura BegoÑa Serrano, ha de introducirse en la normativa para que sea de «obligado cumplimiento». En su opinión las Escuelas de Arquitectura deben incorporar estos cambios en sus enseñanzas para que el protagonista de los proyectos sean los ciudadanos y no «el arte o el diseño» de los propios arquitectos.
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