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Eresa advierte de que el nuevo convenio de resonancias es peor para el paciente

El nuevo contrato con la Conselleria supone que la empresa dejará de prestar servicios en los hospitales y asumirá solo enfermos ambulatorios en sus clínicas

José Ferrer, director médico de Ascires; Alicia Llácer, director de Procesos Administrativos; Pilar Domingo, directora de Relaciones Corporativas, y Rubén Hinarejos, director Técnico Sanitario
José Ferrer, director médico de Ascires; Alicia Llácer, director de Procesos Administrativos; Pilar Domingo, directora de Relaciones Corporativas, y Rubén Hinarejos, director Técnico Sanitariolarazon

El nuevo contrato con la Conselleria supone que la empresa dejará de prestar servicios en los hospitales y asumirá solo enfermos ambulatorios en sus clínicas

El grupo Ascires, del que depende Eresa, alertó ayer de las consecuencias que podría tener el cambio en el concurso de resonancias magnéticas, pues supone el fin de «un modelo integrado en el que el paciente gana y la atención es mejor», según expresó ayer su director médico, José Ferrer. En concreto, destacó las «importantes diferencias» en coste y en responsabilidad, pues el antiguo concurso de 2008 (aún vigente), en el que Eresa es la responsable de las resonancias magnéticas de los hospitales de Valencia y Castellón, recoge la gestión, planificación y ejecución, mientras que en el nuevo concurso -que aún no tiene fecha de puesta en marcha- la empresa solo se encargará de realizar las pruebas en horario estándar.

Cuando finalmente se active el nuevo modelo, una importante parte de las 250.000 atenciones que recibía cada año Eresa serán atendidas por la sanidad pública. Eresa, por su parte, se ha comprometido a mantener los tiempos de respuesta en treinta días y se ha preparado para el nuevo escenario con una inversión de 22 millones de euros, que han servido para la modernización de nuevos aparatos de radiodiagnósticos (en los hospitales públicos donde hasta ahora operaba Eresa las máquinas serán sustituidas por las cedidas por Amancio Ortega) y llevar a cabo la apertura de nuevas clínicas (Xàtiva, Gandia y Valencia (Campanar y el campus universitario).

Será aquí donde se atenderá a los pacientes de las listas de espera de la sanidad pública, sobre todo a pacientes ambulatorios, que tendrán que desplazarse a las instalaciones de Eresa para el estudio diagnóstico, frente al modelo actualmente en vigor que contempla la integración del servicio en un hospital público y para todos los pacientes (urgentes, ingresados, preferentes, ambulatorios y en control).

Otra de las críticas al cambio de modelo es la relativa a la formación, pues a partir de ahora no existe la obligación de formar al personal.

Los responsables de Eresa no quisieron hacer una valoración sobre cuánto dejarán de facturar con el nuevo sistema, pero están convencidos de que el número de estudios diagnósticos mediante resonancia magnética que les derive la sanidad pública será mucho menor (actualmente, el contrato con la Conselleria de Sanidad representa el 20 por ciento de la facturación de Ascires).

Derechos de los trabajadores

Respecto al futuro de la plantilla fija de Eresa en el hospital General de Valencia (donde se ha revertido el servicio de resonancias magnéticas) , la empresa aseguró que cualquier decisión que hubiera tomado la compañia habría hecho que perdieran sus derechos. Según la directora de Relaciones Corporativas de Ascires, Pilar Domingo, se trata de una plantilla con vocación hospitalaria porque llevan 20 años trabajando en el centro hospitalario y se «han ganado» el derecho a la subrogación.