Valencia

Fuster exige un médico como segundo en Sanidad y reducir a la mitad su estructura

La presidenta del Colegio valenciano ofrece «una tregua» al nuevo conseller

Los trabajadores encerrados en el Hospital General de Valencia recogieron ayer firmas para evitar la privatización «agresiva» de algunos de sus servicios.
Los trabajadores encerrados en el Hospital General de Valencia recogieron ayer firmas para evitar la privatización «agresiva» de algunos de sus servicios.larazon

Los médicos valencianos quieren un conseller que, cuando hable de sacrificios, «dé ejemplo y empiece por su casa». La llegada de Manuel Llombart en sustitución de Luis Rosado al frente de la Conselleria de Sanidad genera cierto optimismo entre los galenos, uno de los colectivos más afectados por los recortes de la Generalitat. La presidenta de los colegiados en la provincia de Valencia, Rosa Fuster, considera que, en los tiempos que corren, mantener una «macroestructura» como la de este Departamento no es viable. «No puede haber un secretario general, una secretaria autonómica, una subsecretaria, seis directores generales, dieciséis subdirectores generales...». En este sentido, recordó que, desde que llegó el PP al poder en el año 95, el organigrama de Sanidad se ha quintuplicado y que habría que reducirlo, al menos, a la mitad. «Sobran altos cargos. Las Conselleries no pueden ser movimientos asamblearios, ni un lugar para colocar a los amigos». Si Llombart entiende esto y «hace lo que toca», «habrá una tregua».

Para Fuster, la reorganización de este Departamento puede ser «el kilómetro cero», aunque desvela que el nuevo modelo de gestión sanitaria propuesto por la Generalitat acelera el cambio, pues «deja sin contenidos a muchos despachos, por lo que es el momento de plantearse su continuidad». De hecho, desvela que el propio Rosado le confesó que tenía previsto cercenar dos Direcciones generales. Pero no tuvo tiempo de llevarlo a cabo y habrá que ver si Llombart -licenciado en Ciencias Empresariales- tiene la misma intención.

Respecto a él, Fuster opta por pensar que puede abrirse un nuevo camino. «Cuando uno entra, tiene más facilidad de hacer o mejorar las cosas que cuando está llevado por la inercia y preso, muchas veces, de un entorno». Aunque tiene claro que la mano derecha del nuevo conseller debe ser un médico, ya que son los que ostentan el poder «de aumentar o disminuir el gasto sanitario» y, además, «sus objetivos no son numéricos».

Ellos, por su parte, están dispuestos a hacer concesiones. «Si nos dicen que para seguir ofreciendo la misma calidad asistencial debemos racionalizar los recursos, estoy segura de que todos los médicos estarían encantados». No obstante, «hay que ilusionarles y hacerles patente que los sacrificios los van a hacer todos, y los políticos, los primeros. Y que cada cosa que se plantee para ahorrar, no va a limitar su capacidad de decisión». De momento respiran un poco más tranquilos, porque «más recortes no se pueden hacer».