Comunitat Valenciana

Hostelería con subtítulos, recordarán su nombre

Pocas cosas resultan tan estimulantes como viajar a un lugar y sumergirse en su cultura gastronómica. Abran los paladares

Hostelería con subtítulos, recordarán su nombre
Hostelería con subtítulos, recordarán su nombrelarazon

Pocas cosas resultan tan estimulantes como viajar a un lugar y sumergirse en su cultura gastronómica. Abran los paladares

El solsticio del verano supone la cuenta atrás de los futuros viajes vacacionales. El turista polarizador e instintivo reemprende sus aventuras gastrónomas en el ámbito de su destino. La visita a una zona hostelera desconocida provoca cierto desasosiego gourmet. Esta situación obedece a incontrolables fuerzas gastrópatas. El anonimato del viajero desconocido supone la (des)personalización del cliente durante la temporada estival.

Sin conocimiento real del terreno que se pisa, la hostelería vacacional se convierte en un espacio letal, para paladares ansiosos, sin información previa. Algunos turistas (des)informados, con sus obsesiones gourmet y su ego gastrónomo pueden llegar a sufrir esta situación. Y como es habitual los trastornos hosteleros se traducen en una correlación de debilidades durante la sobremesa.

Con el país a punto de encarar las vacaciones, nos vemos obligados a recomendar el uso de un diccionario hostelero políglota que explique qué y cómo pedir en un entorno diferente. A veces, durante el trayecto gastronómico vacacional nos encontramos inmersos en una desigualdad léxica, con excesiva recurrencia. Amparados en el recuerdo de pretéritas experiencias algunos solicitan hasta la presencia de un «gastroshopper» local de confianza.

La aventura gastrónoma turística no se teoriza sino que, sobre todo debe ser practicada, sin limitación alguna, desde el primer momento. Pongamos algunos ejemplos sobradamente conocidos: El café es distinto según la zona donde se sirva. Aunque de entrada no nos parezca que pedir un café tenga algún tipo de dificultad, en algunas comunidades puede ser toda una experiencia, con multitud de términos y peculiaridades. Espumas, natas, vapores, hielos, sólo o en compañía, diferentes continentes: tazas y peculiares vasos de cristal y las variables de la dosis láctea, crean un microcosmos formado por expresos, capuchinos e instantáneos: Asiático (Cartagena), Café del Tiempo, (Valencia) Belmonte (Albacete), Barraquito (Canarias), la lista es interminable. En busca del poso deseado, la solución está en pedir sin filtro alguno y de manera concentrada consejo al barista.

El léxico hostelero puede ser extraordinariamente ambiguo como bien saben los clientes. La pluralidad es latente, incluso, en una misma región las diferencias son concluyentes. Vamos con un segundo ejemplo. La hidratación estival, a través de la rubia de verano, puede convertirse en una «caña» de desafío al pedir el tamaño deseado de la cerveza: caña, tubo, doble, medianas, media, corto, zurito, tanque, etc. Si el tamaño importa, el vocabulario también crece: mini, katxi, hasta macetas se beben. Y si nos da por mezclar la cerveza con un refresco nos encontramos con varias (re)creaciones: clara, mixta, shandy limonada, champú, pica, gaseosa, hasta lejía...se denomina.

Un léxico propio que desprende curiosidad y dudas desde el primer fonema. Toca escuchar y preguntar. Las conversaciones con el camarero rezuman complicidad didáctica. La visita vespertina a dos bares, alrededor de la manzana, personifica la soberanía de la pluralidad hostelera que se vertebra en miles de restaurantes que pueblan la geografía nacional.

Pocas cosas resultan tan estimulantes como viajar a algún lugar y sumergirse en su cultura gastronómica mientras se conoce la hostelería local, aunque sea puntualmente, como cualquier cliente autóctono. Conocer y dominar el léxico hostelero de la zona marcará las jornadas del viaje. El vocabulario gastronómico regional es un pilar sobre el que gira esa inmersión temporal que debemos hacer durante nuestras vacaciones. Un consejo: absténganse de hacer comparaciones. A menudo puede resultar frustrante.

Aunque la globalización y el auge de las franquicias extienden hábitos comunes, afortunadamente, la pluralidad nacional no se encuentra amenazada por este aterrizaje exponencial.

La extensa e interminable nomenclatura diferente de tapas, raciones, pescados y postres de todos los colores, solo buscan la unicidad cualitativa, mientas canalizan los ideales gastronómicos, con léxico dispar y concordia gustativa, entre los paladares más (in)diferentes. Disfruten del buen gusto que nos brindan nuestras regiones, provincias, comarcas y pueblos durante este verano. Abran los paladares. Hostelería con subtítulos, recordarán su nombre.