Sanidad
La lactancia después de un parto complicado
Siempre quise ser madre y desde que me supe embarazada quise dar pecho. Me informé mucho y jamás pensé que sería tan complicado y duro. Hoy reproducimos el testimonio de una madre para abordar la lactancia tras los partos complicados.
«Naciste con frenillo, el parto fue complejo: fisura de bolsa, óxitocina, epidural, fórceps, episiotomia y desgarro. La primera noche estabas tan sedado que dormiste sin decir ni pío. Yo salí del quirófano como si viniera de la guerra, estaba destrozada física y emocionalmente.
Pensaba que lo tenía todo bajo control, pero a los pocos días aparecieron las grietas y con ellas el miedo, miedo al dolor, a no saber hacerlo bien, a que no estuvieses tomando suficiente... A pesar de estar todo el día mamando, llorabas mucho. Llegaste a cumplir un mes sin haber recuperado tu peso de nacimiento y afortunadamente, por fin encontramos profesionales de verdad que nos ayudaron. Te cortaron el frenillo y dejó de doler. Cuánto habíamos sufrido los dos y de qué forma tan innecesaria.
Empezamos a darte ayuda con leche de fórmula porque era realmente necesario. Lentamente fuiste aumentando tu peso y fuimos bajando la cantidad de ayuda, al tiempo que aumentaba mi producción con el extractor. Hasta los seis meses fue una carrera de fondo. No habría sido capaz de hacer esto sin el apoyo de tu padre, que se encargaba de todo lo demás y de sostenerme cuando ya no podía más.
Cuando empezaste a comer todo mejoró mucho. Nos olvidamos de la leche de fórmula y pasamos a disfrutar viéndote comer y mamar a demanda.
Eres un niño fuerte y sano. Alegre, extrovertido y muy feliz. Estoy convencida de que haberte amamantado tiene mucho que ver con tu forma de ser.
Con tres años ya cumplidos sentí la necesidad de hacer destete nocturno. Me costó darme cuenta de que necesitaba un poco de espacio y tiempo para mí, para volver a ser persona además de madre. Fue increíble como lo entendiste y respetaste mis límites. Así hemos podido fluir y seguir disfrutando los dos cómodos, hasta el final de este viaje.
En los últimos meses has estado tomando muy poquito, cada cinco días, cada 15... Hasta que hace unos días quisiste tomar y ya no salía nada. Lo aceptaste con total naturalidad.
Sé que tenemos un vínculo especial y nuestra lactancia ha sido una experiencia muy valiosa, un tesoro que siempre estará presente. Gracias mi niño lindo por existir».
No siempre los inicios son fáciles, este es un relato de tantos, en el cual muchas madres se pueden ver identificadas.
Este tipo de partos suponen un agotamiento físico y emocional menguando la confianza y la autoestima de la madre y dificultando la lactancia.
El empleo de oxitocina causa estrés y cansancio en un bebé que no estaba todavía preparado para nacer. Es algo artificial que acelera el ritmo y la intensidad de las contracciones para que salga al exterior un «ser» que se encontraba tranquilamente en el seno de su madre, resultando más fácil que la situación se complique y sea necesario el uso de instrumentos (fórceps, ventosas, kiwi), que pueden causar traumatismos en el bebé, haciendo que se sienta dolorido y por ende afectando a el agarre y la succión, con menos fuerza para succionar, que coma menos, que duerma más, que la madre no establezca una buena lactancia y los temidos suplementos aparecerán. Si además no sabemos valorar la existencia de problemas añadidos como puede ser la presencia de un posible frenillo lingual, que en ocasiones no se detecta hasta que se manifiesten sus consecuencias (grietas, desmedro, falta de leche... ) el fracaso de la lactancia se nos sirve en bandeja.
En todo parto es muy importante que la madre y el bebé tengan el mayor contacto piel con piel posible, pero en el caso de que tenga que utilizarse cualquier tipo de intervención yo diría que es ineludible, ya que evitaremos muchos problemas, al ofrecerle al bebé una mayor probabilidad de realizar un agarre espontáneo al pecho de su madre, facilitando que la lactancia se establezca correctamente, disminuyendo el riesgo de ofrecer suplementos innecesarios. Pero además la lactancia necesita saber valorar otros posibles problemas que la pueden amenazar.
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