LA SENCILLEZ DE LOS GRANDES

Paco Alemany pertenece a esa casta anónima esencial para los que con él viven

La vida te demuestra algunas veces la existencia de grandes personas, anónimas para la mayoría de la gente, y transcendentales para colectivos de mayor o menor tamaño. Te da la oportunidad de sorprenderte y comprobar cómo una persona es reconocida, de verdad, por quienes con ella han paseado, trabajado, disfrutado y sufrido.

Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a una cena de «sobaquillo» en Alginet, con la presencia de tres o cuatro centenares de habitantes como homenaje a Paco Alemany, cofundador y piedra fundamental, quizá angular, en la creación y recorrido de «Socialistas de Alginet», cuyo candidato, su hermano Pepe, rige hoy los destinos del municipio desde la Alcaldía.

Conocí a Paco no demasiado. Sí lo suficiente como para tenerle aprecio. Ahora, tras escuchar las intervenciones de vecinos de su pueblo, lamento no haberlo tratado más. De las palabras de los oradores deduzco que estuvo siempre dispuesto a arrimar el hombro para quien lo necesitara. Un gran discípulo de los clásicos «buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro».

Descansa en paz, Paco. Así es la vida.