Arquitectura

Los expertos creen que habrá que arrancar el «trencadís» del Palau

Afirman que Calatrava usó en esta cubierta una técnica nunca empleada

El «trencadís» se ha levantado de la cubierta de acero. Calatrava innovó en Valencia con esta técnica jamás utilizada
El «trencadís» se ha levantado de la cubierta de acero. Calatrava innovó en Valencia con esta técnica jamás utilizadalarazon

Los desperfectos que han aparecido en la cubierta del flamante Palau de les Arts, diseñado por el cotizado arquitecto Santiago Calatrava, tienen «mala solución».

Los desperfectos que han aparecido en la cubierta del flamante Palau de les Arts, diseñado por el cotizado arquitecto Santiago Calatrava, tienen «mala solución». Es un clamor entre el sector, quien vuelve a asistir, ya sin perplejidad, a un nuevo error de este arquitecto que ha ganado más de 150 millones gracias a los proyectos que le ha encargado la Generalitat.

La plancha metálica sobre la que se puso una de las marcas de la casa, el «trencadís», se dilata por la temperatura. Sin embargo, la capa de azulejos no tiene esta movilidad y, por ello, se han producido los abombamientos que se aprecian a la perfección desde la calle.

Así lo explicó a LA RAZÓN, el gerente de Bipolaire Arquitectura, Miguel Arraiz, quien también es vicepresidente de Tecnimed, asociación que agrupa a ingenieros, consultores y arquitectos valencianos. Asegura que el problema se ha visto agravado porque no hay ni una sola junta de dilatación debido a una decisión puramente «estética». De esta manera en el «trencadís» no se ve ningún corte, queda como una capa continua.

El problema es que ahora no hay manera de reparar las partes dañadas, habrá que arrancar todo el «trencadís» y dejar la superficie únicamente de hierro. Se podrían volver a colocar, pero esta vez con juntas de diltación, utilizadas en cualquier edificio y que permitan tanto el movimiento como reparaciones parciales.

«Esta técnica no se había empleado nunca en ningún lugar del mundo. En el Palau de Les Arts se hizo una prueba» y los resultados saltan a simple vista. «Cuando los arquitectos vimos cómo lo estaba haciendo pensamos que habría utilizado un mortero de agarre que consiguierá algo que nadie había construido todavía. Está muy bien investigar, pero se la ha jugado».

El experimento de Calatrava costó a las arcas públicas casi 400 millones, cuatro veces más de lo presupuestado, porque en los sobrecostes tampoco se fiscalizó la actuación de Calatrava.

Este arquitecto tiene muy claro que el error es de diseño y, por tanto, que la responsabilidad es de Calatrava.

Arraiz incide en que el deterioro va a ir cada vez a más. Ahora se ha creado un espacio entre entre el «trencadís» y la capa de acero donde se han producido microfisuras. Por estas irá pasando el agua que acelerará el proceso. «Cada vez será más visible el abombamiento».

Lo que este ingeniero no se atreve a predecir es si irá cayendo pieza a pieza o todo de una vez y si puede ser peligroso porque no sabe si se colocó una malla por si ocurría algún imprevisto. Este diario quiso saber la versión del estudio de Calatrava. Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna.