España
Los Jaime I premian la lucha en plena crisis de empresas e investigadores
El jurado de los Premios Jaime I decidió ayer premiar en su 25 aniversario el valor empresarial y la lucha de la ciencia por la supervivencia en tiempos tan difíciles como los actuales. El galardón de Emprendedor reconocía la labor de un joven empresario murciano que ya en plena recesión quiso y pudo hacer realidad su plan de negocios, una franquicia de yogures helados que factura 26 millones de euros al año. Espinosa admitía tras conocer su victoria que no hay crédito bancario, «pero sí buenas ideas». Así que ante las dificultades, se impone «dar rienda suelta a la imaginación». Si se fracasa, «hay menos que perder».
Esta edición ha sido también la de las investigaciones médicas, la de aquellos que, pese a las trabas, siguen buscando mejoras para la sociedad. De hecho, el galardón de Investigación Básica premió las trabajos con importantes implicaciones en modelos de senescencia y cáncer. La complejidad de estos proyectos hace aún más necesario el apoyo económico de la Administración, que, según coincidieron en lamentar ayer prácticamente todos los galardonados, deja mucho que desear. En este sentido, Esteller lamentaba que la investigación fuera «uno de los lugares más débiles y donde es más fácil recortar», por lo que cree que los Gobiernos «se equivocan».
González Colas lo decía claro, los 100.000 euros del premio llegan como maná caído del cielo. «Son más necesarios que nunca en esta época». Mientras que para San Miguel, la investigación es «básica para que un país crezca». Así que España «debería poner todos los recursos en ello».
«La sociedad tiene que presionar a sus políticos y concienciarse de la importancia de la calidad ambiental», defendía al respecto el castellonense Xavier Querol.
Y es que es tal la situación de precariedad de la ciencia española, que la Fundación que preside Santiago Grisolía ha hecho un llamamiento a los premiados para que reinviertan esos 100.000 euros en su campo de investigación. Ayer ninguno de ellos confirmó si lo haría, era momento de celebraciones y no de «planes concretos».
Y por si a alguien no le quedaba claro que la coyuntura restó protagonismo a la ciencia, el tribunal, en el que hay una veintena de Premios Nobel, vio conveniente darle el de Economía al estudio de la comprensión de las crisis financieras.
La de ayer fue más que la celebración de las bodas de plata de unos galardones, fue una cita para mantener un prestigio en riesgo por la falta de apoyos económicos. Así que si éste no viene de la Administración o de la iniciativa privada, al menos cuentan con el apoyo de la Corona. Y ahí estuvo el príncipe Felipe, reuniéndose con un centenar de empresarios, a los que escuchó con sus reivindicaciones, entre las que no faltaron el corredor ferroviario mediterráneo, la internacionalización o el turismo. Posteriormente almorzó con el jurado de los Jaime I, políticos, empresarios y representantes de la sociedad civil. Allí y tras un par de elogios a la «iniciativa y trabajo» de la Comunitat, animó a los presentes a afrontar «con más confianza los desafíos del presente y los retos del futuro».
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