Valencia
Los sueños de una soldadora, en el Olympia
El teatro valenciano acoge hasta el 3 de noviembre «Flashdance. El musical»
El teatro valenciano acoge hasta el 3 de noviembre «Flashdance. El musical»
Tras el éxito en su estreno y el aplauso del público, el Teatro Olympia de Valencia acoge hasta el próximo 3 de noviembre «Flashdance. El musical». El espectáculo está producido por Selladoor Worldwire, productora con sede en el Reino Unido, que ha producido títulos como «Jersey boys», «Avenue Q», «Fame» y «Footlose The Musical». Actualmente ha participado en la financiación del afamado musical «Moulin Rouge USA», estrenado con gran éxito en Estados Unidos este verano.
«Flashdance. El musical» está basado en la aclamada película de Paramount Pictures (guion de Tom Hedley y Joe Eszterhas e historia de Tom Hedley). Se trata de un alegato a la superación personal, al poder de aferrarse a los sueños por encima de todo, a la fe sin límites. Además, recupera aquellos temas musicales tan conocidos mundialmente y que han sonado miles de veces en todo el planeta, pero añadiendo también sonidos más actuales y modernos.
Cuenta la historia de Alex Owens, una chica de 18 años, soldadora de día y bailarina exótica de noche, que sueña con ir a la prestigiosa Shipley Dance Academy y convertirse en una bailarina profesional.
Cuando se ve inmersa en una complicada historia de amor, y a riesgo de ser eclipsada en su carrera, Alex supera todos los obstáculos que se encuentra en el camino y demuestra que nada le impedirá alcanzar sus objetivos.
Los números de baile, coreografiados por la reconocida Vicky Gómez, son exigentes y complejos. Incluyen estilos de street dance y urbanos como el popping o el locking, homenajeando al break dance, fenómeno de la época. Asimismo, tiene acrobacias muy potentes jamás vistas antes en un musical en nuestro país.
La escenografía cuenta con varios cuerpos estructurales metálicos móviles a dos alturas y con movimientos de escena muy coreografiados que el propio elenco convierte en diferentes localizaciones, consiguiendo así un espectáculo muy dinámico y propiciando transiciones ligeras, a las que el público está muy poco acostumbrado en teatro.
La estética es inevitablemente ochentera y de aspecto muy industrial, evocando así un Pittsburg de los ochenta, donde la utilización de humo y pirotecnia fría dan gran espectacularidad.
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