Literatura

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«Nos tomamos muy poco en serio las redes sociales»

El dibujante y diseñador Manuel Bartual publica, después del éxito sin precedentes de su historia en Twitter, su primera novela

MANUEL BARTUAL
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El dibujante y diseñador Manuel Bartual publica, después del éxito sin precedentes de su historia en Twitter, su primera novela

l verano de 2017 será recordado, entre otros motivos, por un relato tuitero que cautivó a millones de personas. Manuel Bartual consiguió cientos de miles de retuits y salió en todos los medios de comunicación gracias al misterioso hilo en el que narraba los extraños acontecimientos que le ocurrían mientras veraneaba con su familia. Ahora da el salto a la novela con «El otro Manuel» (Planeta), un libro relacionado con aquella historia y que utiliza los mismos recursos metanarrativos para que el lector se sienta parte de los hechos.

-¿Twitter le puede cambiar la vida a uno?

-Yo soy la prueba. Todo lo que pasó me la ha cambiado para bien. De repente me encontré con que, en vez de llamar a puertas, las puertas me llamaban a mí. Para alguien que se dedica a contar historias es lo mejor que puede pasar.

-¿También a nivel personal?

-Ahora voy por la calle y la gente me reconoce. No estoy al nivel de un famoso que sale todos los días en televisión, pero meses después aún me paran para felicitarme o saludarme. Es algo muy emocionante porque ves que disfrutaron con aquella historia.

-¿Fue literatura aquel hilo de Twitter?

-Fue un híbrido de muchas cosas. Por un lado, utilizaba herramientas literarias, aunque la imagen tenía mucho peso. Pero el componente más importante de todos fue el directo. Poder contar una historia que estuviera ocurriendo en ese momento y que se pudiera vivir al mismo tiempo.

-¿«El otro Manuel» es una continuación de aquella historia?

-Está relacionado, pero no es una continuación exacta. La historia de verano terminó, pero yo me di cuenta de que todo lo que había vivido aquellos días me podía servir como punto de partida para otra. Es un juego metanarrativo que me parecía que podría dar buen juego.

-La barrera, pues, entre la realidad y la ficción es casi imperceptible en esta obra.

-Sí. Hay cosas que son ficción pero otras partes que pueden parecer muy realistas. No es un juego de adivinar qué es y qué no es ficción. La novela hay que abordarla como cualquier otra. Es un tipo de historia que a mí me interesa mucho. Me gusta mucho Paul Auster. Introducirme en la novela me va.

-Otro importante recurso con el que trata de enganchar al lector es el continuo suspense.

-En el libro he tratado de trasladar el espíritu de lo que hice en Twitter. Esta es la forma que yo encuentro en el lector de generar las sensaciones que sintieron en verano. La gente se sentía muy pegada. La intención era interpelar al lector desde la primera frase.

-¿Nos tomamos demasiado en serio las redes sociales?

-Yo creo que nos tomamos muy poco en serio las redes sociales. Ese es el problema. Internet lleva bastante tiempo con nosotros pero aún lo llamamos «nuevas tecnologías». Hay mucha gente que aún separa el mundo real del digital, cuando al final es todo lo mismo. La división ya no existe, si es que ha existido.

-Gracias a Twitter se ha podido estudiar y definir el perfil del usuario al que llegó su historia. ¿La novela está dirigida hacia algún tipo de lector concreto?

-No he buscado un público concreto. La puede leer cualquiera. Ni siquiera hace falta saber quién es Manuel Bartual ni qué hizo el año pasado. Sí que estoy comprobando un fenómeno que me tiene muy contento: muchos seguidores jóvenes que siguieron la historia de verano, me escriben porque se han comprado la novela. Y me comentan que no son lectores habituales. Me llena de orgullo.

-Hemos visto a «El otro Manuel» en Twitter y ahora en papel. ¿Lo veremos en más formatos?

-No sé qué pasará con ese Manuel. Quién sabe.

-¿Y qué pasará con Manuel Bartual?

-Tengo ideas sobre cuál debe ser el siguiente paso, pero no me decido por ninguna. Me lo he pasado muy bien escribiendo la novela. Hace unos años me dejé una a medias. Me alegro de no haberla acabado porque me parecía terrible. La historia me gusta, y no descarto algún día contarla.