Valencia

«No se han roto las relaciones con ningún partido. Nos pagan para hablar con todos»

«No se han roto las relaciones con ningún partido. Nos pagan para hablar con todos»
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éctor Illueca Ballester (1975) es un novato en política, pero el azar y la falta de entendimiento entre su formación y el PSOE le devuelven a la arena de una campaña electoral. Él, que se considera por encima de todo profesor, dice que aún tiene mucho que aprender.

-Hablemos de números, ¿le gustan los del último infobarómetro electoral?

-Las encuestas son encuestas y la definitiva es la del 10-N. A lo largo de estos años las encuestas se han equivocado con nosotros reiteradamente.

-¿España es de izquierdas o de derechas?

-A mí hace tiempo que dejaron de interesarme las etiquetas. Aquí hay fuerzas políticas que se llaman de izquierda y que llevan el apelativo socialista en su nombre pero que a la hora de hacer políticas sociales y económicas se diferencian muy poco de las formaciones de derechas.

-¿El gran temor de la izquierda es la abstención?

-Lo fundamental es que la gente tome conciencia de la importancia de estas elecciones pues se dirime si se consolida o no la transformación neoliberal de los últimos diez años y la consolidación de políticas que han degradado los derechos sociales.

-Hablando de miedos, ¿qué tal llevan el efecto Errejón?

- «Más País» es una fuerza aliada con la que hay que contar en futuros escenarios de gobernabilidad si los resultados así lo determinan, por lo que no veo ningún efecto negativo en que la ciudadanía tenga la oportunidad de elegir entre diversas opciones progresistas.

-¿Qué queda por decir y hacer sobre el conflicto en Cataluña?

-El tiempo nos ha dado la razón. Siempre hemos dicho que el problema político de Cataluña solo puede resolverse por la vía del diálogo. En 1978, en unas circunstancias mucho más difíciles que las actuales, el pueblo español fue capaz de construir, a través del respeto al adversario político y a los que piensan diferente, un modelo territorial en el que todos se sentían identificados. A veces, uno tiene la sensación de que este espíritu del 78 se ha perdido. Eso no lo veo en los episodios de violencia que hemos visto estos días, pero tampoco en algunas posiciones políticas que pretenden construir un modelo territorial a garrotazos o a base de sentencias judiciales. No es eso lo que dice nuestra Constitución.

-Habla de diálogo, ¿el que faltó hace tres meses? Me gustaría que hiciera un ejercicio de autocrítica y me dijera en qué se equivocó Pablo Iglesias.

-En confiar en la palabra de Pedro Sánchez y en su voluntad de construir un gobierno de coalición como los que existen en Europa o en esta tierra. La gente sabe lo que ha pasado estos meses en el Parlamento; sabe que la CEOE nos ha vetado para impedir que se deroguen las reformas laborales y en materia de pensiones. Lo grave no es que nos hayan vetado, lo grave es que Pedro Sánchez haya obedecido el mandato del poder. No creíamos que fuera tan irresponsable de convocar otras elecciones.

-¿Están rotas las relaciones con el PSOE?

-No se han roto las relaciones con ningún partido. Nuestra obligación es hablar con todo el mundo; nos pagan para eso. Hemos hecho propuestas en el mes de agosto, cuando otros estaban de vacaciones; hemos cedido en cosas que no tienen precedentes en España; se vetó a nuestro candidato y con él a cuatro millones de personas. Nosotros hemos hecho lo imposible para conformar un gobierno de España y darle sentido a la votación del 28 de abril. Esperemos que el 11-N sea una realidad en España lo que ya lo es en 20 de los 28 países de la Unión Europea y en la mayor parte de las comunidades autónomas incluida la valenciana. Nosotros no queríamos sillones; queríamos poder negociar en serio un gobierno de coalición que afrontara los grandes retos que tiene el país. Y nos equivocamos porque no había voluntad política de Pedro Sánchez.

-¿Qué posibilidades hay de que se forme un tripartito?

-Se está abonando el terreno para una gran coalición que incluya al PSOE, PP y Ciudadanos. El gobierno ha enviado el programa nacional de reforma a Bruselas, que incluye la «mochila austríaca», es decir, el despido libre. Esto ya se contemplaba en el acuerdo Rivera-Sánchez de 2016. Y esto indica que se están poniendo las bases para esa coalición. Es muy evidente que se está trabajando en ese sentido.

-Los valencianos sitúan como principal problema actual en España el paro, ¿por qué se habla tan poco de este asunto?

-Porque hay mucho interés en hablar de Cataluña y Franco. Nosotros hablamos de reducir la jornada laboral a 34 horas; de las pensiones miserables...

-¿Está preparado el país para una crisis?

-España necesita más que nunca un gobierno que ante los vientos de crisis que soplan proteja a la gente humilde y sencilla de este país. Lo que ha pasado en los últimos diez años no puede volver a pasar. Le han quitado la casa a la gente pobre; han despedido a los trabajadores y les han dejado sin derechos y han convertido el país en un paraíso fiscal para unos cuantos privilegiados. Eso no se puede repetir.

-¿Cómo defiende Unidas Podemos los intereses de los valencianos en Madrid?

-Hay que recordar que en el último debate estatal que se realizó por el 28-A, el único líder que habló de forma explícita de mejorar la financiación autonómica valenciana fue Pablo Iglesias.

-Hablemos de cosas menos serias. En su bio de Twitter lo primero que pone es «valenciano». En épocas como estas de nacionalismos sensibles, ¿no es eso una provocación?

-No (sonríe). Soy valenciano. Nací aquí y he vivido la mayor parte de mi vida aquí, pero cuando me preguntan de dónde soy no hay respuesta sencilla, porque he vivido parte de mi infancia en Murcia, y una parte de mi vida profesional la he pasado en Cataluña -me convertí en un catalán más-. Digamos que hay una identidad compleja forjada en todo el arco mediterráneo, pero soy valenciano, me encanta mi tierra.

-¿De los que hace paella o arroz con cosas?

-La verdad es que la paella es una de mis especialidades. Procuro hacerlas cada semana y si me permite el único alarde de la entrevista, creo que me salen bastante buenas.

-Más allá de la materia que imparte (Derecho del trabajo), como profesor, ¿qué les enseña a sus alumnos?

-Les enseño, sobre todo, una cosa que es muy importante, y es que los derechos laborales y sociales son la única herramienta que tenemos para que las cosas buenas de la vida no le pasen solo a los fuertes, a los ricos, para que le pasen a la mayoría de la gente. Yo se lo explico, se lo mastico y creo que lo entienden. Les echo mucho de menos.