Política

Puig quiere singularizar su postura entre los críticos a Pedro Sánchez

Más de 250 militantes piden la dimisión del líder valenciano por «unirse al golpe de Estado»

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el encuentro con los medios de comunicación ayer en el Palau
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el encuentro con los medios de comunicación ayer en el Palaularazon

Más de 250 militantes piden la dimisión del líder valenciano por «unirse al golpe de Estado»

No se lo perdona. O al menos así lo hizo saber ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a los medios de comunicación cuando se le preguntó el motivo de firmar su renuncia a formar parte de la Ejecutiva federal del PSOE. La ruptura con Sánchez se produjo al no permitir desde la dirección nacional que los grupos que conforman el tripartito, PSPV, Podemos y Compromís presentaran una candidatura única al Senado, lo que se conoció como «la Entesa».

En ese momento, el secretario general de los socialistas valencianos ya pensó en anunciar su renuncia. En aquella ocasión no lo hizo. Ahora, cuando la estrategia la dirigen desde Andalucía aquellos que avalan posibilitar que gobierne el PP, lo hace efectivo.

La decisión no solo le ha complicado la vida orgánicamente, sino que también lo ha hecho en el Consell, donde su Presidencia está apoyada por los partidos de izquierda y nacionalistas que han manifestado públicamente su respaldo a la postura de Pedro Sánchez para intentar conformar un Gobierno alternativo a Rajoy en España.

Por eso ayer tuvo que salir del paso. Al tiempo que señalaba la necesidad de que los socialistas valencianos tengan «una voz propia» en Madrid, acusaba a los ilusionados con el cambio de mentir a la sociedad «porque las cuentas no dan». «Reducirlo todo a un maniqueismo entre dos sectores es reducir la realidad» fue su argumento para defender la diversidad y los matices en el enfrentamiento a Sánchez.

El presidente de la Generalitat, claramente afectado por los acontecimientos, tenía que justificar su posición que no consideró desleal porque la lealtad -dijo- pasa por tomar decisiones cuando no se está de acuerdo con lo que ocurre. Quiso tender puentes al tiempo que consideró que la «agresividad» la han demostrado aquellos que han planteado un Congreso «sin consultar a nadie».

Algunos de sus socios en el Consell piensan que es posible que Puig no valorara lo suficiente las consecuencias de su decisión. En el PSPV se han levantado muchas voces en contra, no solo de la militancia, sino también entre los dirigentes que critican su falta de democracia y «cinismo», dado que en su reacción tampoco ha consultado a nadie.

En la manifestación de ayer frente a la sede del PSPV, más de 250 militantes pidieron la dimisión de Puig por unirse al «golpe de Estado» de los que quieren ponerse «al servicio del PP».

La crisis institucional en el PSPV también es un problema en el Consell y en el Grupo parlamentario. la consellera Carmen Montón y el portavoz parlamentario, Manolo Mata están con Sánchez.

Reacciones

Durante todo el día de ayer continuaron las reacciones. Desde la dirección socialista el secretario de organización, Alfred Boix, alineado con Susana Díaz, mantuvo que Sánchez «estaba dimitido».

Loslíderes de las provincias de Alicante y Valencia, Gabriel Echávarri y José Luis Ábalos expresaron su apoyo al secretario general, lo mismo que hizo la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Sandra Gómez, quien afirmó que el PSOE «tiene derecho a formar un Gobierno alternativo a Rajoy».

Los síndicos de los grupos parlamentarios tuvieron su protagonismo. Mireia Mollà, de Compromís, transmitió un mensaje de tranquilidad con respecto a una posible crisis del Pacte del Botànic. Más contundente se mostró Antonio Montiel, de Podemos, quien afirmó que la posición política de Puig supone una «contradicción». La síndica del PP, Isabel Bonig, volvió a ofrecer su apoyo al presidente para que cambie de socios.