Literatura

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Reyes Monforte: «Un beso que no sepa a amor, no es un beso»

Reyes Monforte: «Un beso que no sepa a amor, no es un beso»
Reyes Monforte: «Un beso que no sepa a amor, no es un beso»larazon

Existen pocas mujeres como ella. La periodista y colaboradora de LA RAZÓN, Reyes Monforte, vuelve a la escena literaria para presentar una de esas historias de amor que atrapan y ahondan entre lo exótico y lo desgarrador. «Besos de arena» (Edit. Temas de hoy) cuenta la vida de Laia, una saharaui que huye de sus fantasmas y se refugia en el amor para curarse las heridas del pasado. Monforte, viuda del actor José Sancho, deja atrás sinsabores del pasado y pone su mejor sonrisa para asegurar que los secretos no se pueden enterrar en la arena del desierto y que el amor puede con todo.

- ¿Cómo llega a la historia de esta joven saharaui con esa vida tan dura?

- Laia es ficción. Pero sí que es cierto que hay muchas Laias con otros nombres. La historia nace porque a mí me muestran una cédula de liberación de un tribunal de Tinduf, que no deja de ser un papel de compra-venta de personas, fechada en 2007 y diciendo que se liberaba a dos mujeres. Me llamó la atención que, en pleno siglo XXI, se hablara de una esclavitud que no es con cadenas ni con látigos, así que lo convertí en el escenario de la novela.

- ¿Tenemos los españoles una memoria histórica selectiva? ¿Hasta qué punto hemos olvidado que el Sáhara fue español?

- Nos distraen con otra cosa. Nos han hablado de los campos de refugiados de Tinduf, de la necesidad de un Sáhara independiente, pero no nos han contado la raíz de todo aquello, quién estaba allí y qué es lo que pasó. En este libro, a través del testimonio de muchos de ellos, tenemos algunas claves de lo que allí sucedió.

-¿Teme generar polémica con la novela?

- No. Yo no temo nada. Son temas delicados y no a todo el mundo le gusta recordar cosas como que el Frente Polisario cometió algunos atentados en los que se cobraron vidas españolas o por qué este mismo frente, que pide la liberación de su pueblo, permite que existan esclavos allí. Lo cierto es que el tema del Sáhara y Marruecos es muy complicado, como el de Israel y Palestina.

-¿Qué se puede aprender de aquella realidad, de aquel Sáhara español?

- Que allí se vivió una vida muy rica. Tanto saharauis como españoles te cuentan que allí se presumía de que un bar llamado «Los Pintxos» hacía la mejor tortilla de España, que los guateques los hacían con Manolo Escobar, el Dúo Dinámico y Marisol, que veían las mismas películas... Ellos se sentían españoles y dieron un ejemplo de cómo se puede convivir sin problemas.

- El amor, como se recoge en el libro, ¿es capaz, sino de mover montañas, de traspasar las dunas del desierto?

- El amor lo mueve todo. Pobre de aquél que no experimente el amor. La humanidad sigue en este mundo gracias a que la gente se sigue amando.

- ¿El pasado siempre vuelve?

- No puedes cambiarlo. Te lo puedes inventar, maquillar o adornar, pero siempre acaba saliendo a la superficie. Uno de los personajes del libro dice que el pasado es como el vientre de una madre, que aunque quieras, no lo puedes cambiar.

- ¿Cómo ve la situación del mundo árabe, usted que se mostró tan escéptica con las revueltas que mostraban tiempos de cambio?

- Eran más las ganas, el deseo que todos teníamos, sobre todo los occidentales, de que las cosas cambiaran. Pero no ha sido así.

- ¿A qué saben estos «Besos de Arena»?

- Saben a pasado, a secretos, a amores escondidos y prohibidos, a aventura y, sobre todo, saben a amor. Un beso sin que sepa a amor, no es beso ni es nada.