Literatura
Santiago Posteguillo, Premio Planeta 2018, «Rescatar a una mujer del pasado requiere mucho más esfuerzo que a un hombre»
Anunciaban desde la organización los días anteriores que la presencia femenina en esta edición del Premio Planeta no dejaría indiferente a nadie. Y así fue, pese a que el vencedor fue un hombre. Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se ha alzado con el más prestigioso galardón literario de nuestro país y uno de los más destacados en lengua hispana. Todo gracias a Julia, uno de los grandes nombres de la cultura romana, apenas conocido por su condición de mujer. ¿Por qué sabemos tanto de Cleopatra, por ejemplo, y tan poco de Julia? Posteguillo no duda ni un instante: «porque Julia ganó y Cleopatra perdió». El fatalismo siempre tuvo más pegada sobre el papel que la victoria de la mujer. Hasta hoy. Esta 67 edición del Premio Planeta apuesta por la mujer (como finalista, además, Ayanta Barilli nos presenta las historias de cuatro generaciones de fuertes mujeres), por las humanidades y por la historia. El escritor valenciano contesta a las preguntas de LA RAZÓN Comunitat Valenciana. «Yo, Julia» le ha cambiado la vida. Su nombre ya está escrito con tinta de oro entre los grandes de nuestra literatura.
-Premio Planeta 2018. ¿Es usted feliz?
-Claro que sí. Cuando eres escritor en lengua española, la fantasía es ganar el Planeta. Te ponen en el listado en el que está Vargas Llosa, Cela, Moix, Delgado, Matute, Vázquez Montalbán... Es muy especial. Es un antes y un después.
-¿Cómo ha sido el proceso de creación de la novela?
-Normalmente tardo dos años y medio. En este caso, tres. Cuando se habla indirectamente del personaje en los textos, se tarda más en componer el mosaico, ya que toca arrastrar piezas desde diferentes puntos. Rescatar a una mujer del pasado requiere más esfuerzo que a un hombre. La información está más oculta, pero también se disfruta más.
-¿Cuánto le debe esta obra y su autor a Robert Graves, padre de «Yo, Claudio»?
-Es uno de mis grandes referentes. Sigo utilizando aquella serie con mis alumnos de la universidad, y funciona. Se quedan alucinados. Tanto la obra escrita como la serie de televisión me impactaron mucho. Empecé a escribir el libro sin titulo, y una noche me vino la inspiración para el título. He intentado escribirla a modo de homenaje a Graves. He intentado que sea potente, que si se la leyera Graves dijera: «bueno, no está mal». Ojalá pensara eso.
-Ahora que Planeta ha apostado por la novela humanista, ¿considera que es una rama del conocimiento en decadencia frente a las ciencias?
-Me alegra que Planeta premie una novela histórica. Creo que nos hace mucha falta defender las humanidades. Aquí ha habido una tradición humanista importante, y yo no quiero robots para el futuro. Quiero médicos que sean muy inteligentes en su ciencia, pero que habiendo leído filosofía, historia o literatura, sepan si las investigaciones que van a emprender son éticas o no. Y eso no lo da a ciencia, lo da la humanística. Por eso es tan importante la incidencia en las humanidades.
-Probablemente no sea una pregunta sencilla, pero, ¿quién sería Julia hoy?
-No tenemos la perspectiva. ¿Qué chica de poco más de 20 años sería Julia? No tenemos ninguna persona que a esa edad haya conseguido un gran éxito político. ¿O sí? ¿Y aquella congresista norteamericana que acaba de entrar como la mujer más joven votada por el estado de Nueva York? Estoy convencido de que hay muchas julias en ciernes, en momento de eclosión. Pero nos quedan diez o quince años de perspectiva. La propia Michelle Obama podría ser.
-Para acabar de establecer el paralelismo con «Yo, Claudio», ¿tiene pensado escribir una segunda parte? ¿Le gustaría ver su trabajo en pantalla?
-Me gustaría ver en pantalla todas mis novelas. Soy muy cinéfilo. Preferiría que fuera, incluso, en serie de televisión. Y que hiciera de Julia Úrsula Corberó. He visto La Casa de Papel y es Julia: da el físico y el porte. Se podría continuar con una segunda parte porque hay material de sobra. Y es casi más apasionante lo que ocurre cuando ya es emperatriz que su proceso de llegada. Sería, además, una creación en espejo con «Yo, Claudio», que también fueron dos novelas. Me lo pide el cuerpo y quizá me anime. Necesitaríamos otra actriz, mayor, que a mí me encantaría que fuera Aitana Sánchez-Gijón.
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