Valencia

Sin postre ni sobremesa. El cliente del chiringuito «se priva»

Los hosteleros de las playas de Valencia constatan un ligero aumento en el número de turistas, «pero gastan menos»

La bandera amarilla ondeaba en la playa de La Malvarrosa el domingo tras el avistamiento de un pez raya
La bandera amarilla ondeaba en la playa de La Malvarrosa el domingo tras el avistamiento de un pez rayalarazon

valencia- Los chiringuitos de las playas de Valencia cruzan los dedos. En esta difícil coyuntura económica, su ambición empresarial no va más allá de mantenerse a flote. Así que el descenso en la facturación de un cinco por ciento entraría dentro de lo asumible. Bares y restaurantes de La Malvarrosa o Les Arenes reciben estos días más clientes que el año pasado por las mismas fechas, pero gastan menos.

«Todos hemos recortado gastos. Los clientes ya no piden postre, o si antes se tomaban un 'gin-tonic', ahora acaban la sobremesa con el café». El vicepresidente y portavoz de la Asociación de Hostelería de la Playa de Levante y Malvarrosa (Apholema), Santiago Gómez del Barrio, explica las privaciones de una clientela predominantemente extranjera.

Cuenta que los turistas internacionales están salvando la temporada, especialmente los italianos, -«que llenan las calles de Valencia»- y que pese a que «ya se han acostumbrado a no dejar propina», son los que más gastan. En cuanto a la clientela nacional, destaca la afluencia de madrileños y aragoneses. Todos ellos, extranjeros y patrios, se diferencian de los autóctonos en sus comandas. «Se les distingue en seguida porque son los que piden paella mixta -que se mantiene como plato estrella- algo que no haría un valenciano».

Será, sin embargo, el turismo nacional el que incline a favor la balanza en el ecuador de la temporada. «Este puente -el que comienza mañana 15 de agosto- se prevé importante. Hasta ahora estamos teniendo mucha suerte con el tiempo. El viento nos ha dado una tregua este año y eso se nota». El también propietario del restaurante «Casa Isabel», explica que la brisa de estas últimas semanas han llenado las terrazas. «Si soplan rachas fuertes, resulta muy incómodo estar en el exterior, así que esa zona queda inútil, con la consiguiente pérdida de clientes y, con ello, de ingresos».

Y es que la terrazas suponen más de la mitad de la facturación del día, unos datos que llevó a los catorce establecimientos agrupados en Apholema a reclamar al Gobierno central la recuperación de los metros cuadros de terraza cubierta que les obligó a retirar en 2010. A principios de este año, la Administración les permitió recuperar a cada uno de ellos al menos 120 metros cuadrados. Un salvavidas en una época en la que el turismo es el único sector que arroja cifras positivas.

Un «lobby» contra Valencia

«Cuando no son las medusas, son los vertidos de petróleo o los tiburones y, ahora, las rayas». El vicepresidente de la asociación que agrupa a los chiringuitos de la playa de la capital cree que detrás de estas informaciones se esconde un «lobby» o grupo de presión que persigue arruinar la imagen de la ciudad y con ello, desviar el turismo hacia otras zonas. «Tengo mis dudas de que sea casual, porque pasa siempre cuando la gente está decidiendo dónde pasar sus vacaciones y claro, si ve que en Valencia hay estas cosas, pues se lo piensan dos veces». Como lo de las previsiones meteorológicas - «dicen que lloverá el fin de semana y luego sale el sol, pero el daño ya está hecho»- o lo de que este año no habría verano. «Eso fue cosa de los franceses, y ya ves, calor y sol. Verano».