Iñaki Zaragüeta
Trabajo por delante
El flamante presidente del PP ha querido dejar claro su disposición a gobernar la nave popular con firmeza, sin achantarse ni seducirse por los cantos de sirena en forma de Soraya. Como Ulises en su regreso tras la guerra de Troya, decidió seguir su camino sin permitirse la mínima debilidad. Desconozco si fue su voluntad o alguien más ejerció el papel de Circe para no caer en una cadena de concesiones que sólo provocarían debilidad al incipiente liderazgo.
Casado necesita imperiosamente el éxodo de Sáenz de Santamaría. Según mi amigo Rogelio, mientras ella se mantenga aunque sólo sea en el escaño de diputada, existirá una referencia y, lo más negativo, una alternativa para ese grupo de leales que, nada más acabar el Congreso extraordinario de su derrota, le otorgaban un reinado igual de largo que el de Hernández Mancha. Así se lo oyó mi amigo a algunos de la delegación andaluza. Sí, la de Arenas y Moreno. Con la ex vicepresidenta en el Ibex 35 donde quiera que la fichen, todos ellos, o pasarán a engrosar las filas del vencedor o serán historia. Lo cierto es que Casado tiene trabajo por delante, sobre todo si proliferan en la organización escenarios como el de la Comunidad Valenciana, donde quienes le han apoyado no han tardado en exhibir músculo ante la Dirección regional de Bonig, que apostó por Soraya, avalentados por el nombramiento de su mayor enemigo, de Bonig, para un secretariado de la Ejecutiva nacional. Estos gestos perseguirán alcanzar la «auctoritas» tras obtener la «potestas», y no echar gasolina al fuego destruyendo el mensaje reiterado de unidad. Así es la vida.
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