Solidaridad
Un generador de felicidad
La monja alcoyana recibe los 20.000 euros de la Reina para recuperar la electricidad del hospital que dirige en Mozambique
Las inundaciones que asolaron Mozambique en febrero dejaron en estado de emergencia a gran parte del país en el que una monja alcoyana trata a niños portadores del VIH. La semana pasada la reina Doña Sofía viajó hasta allí y se comprometió de manera espontánea a costear el generador que dejó inservible el agua y sin el cual no puede funcionar el hospital que dirige María Elisa Verdú.
Antes de recibir el salvavidas real, el centro había pedido financiación Cooperación Española, pero les dijeron que no era posible «porque no entraba en los apartados de Ayuda Humanitaria». Se comprometieron, eso sí, a hacer todo lo posible para enviar medicamentos. Allí fue María Elisa el día que llegaba Doña Sofía. «Me encontré en la reunión con muchos periodistas que habían venido en la comitiva. Me preguntaron si teníamos alguna necesidad. Les comenté la dificultad de financiar el generador. Cuando nos íbamos, me llamaron porque la Reina quería hablar conmigo. Era para comunicarme que habían decidido que asumían la reparación. Me quedé sin palabras y emocionada. El viernes pasado (ellos se volvieron a España el jueves por la noche) me llamaron para que les diese el número de cuenta para ingresarnos el importe ¡Estamos felices! La Reina estuvo muy bien, próxima y atenta a todas las necesidades y propuestas».
Diario de una tragedia
«Pensábamos arreglar primero las salas de hospitalización y luego las consultas externas -relata María Elisa tras semanas de trabajo después de la catástrofe- pero había tantos enfermos en las consultas ambulatorias que decidimos arreglarlas mínimamente y empezar a reparar a fondo la hospitalización». Así, improvisamos mesas y sillas, bajamos los ordenadores del primer piso, recompusimos la energía eléctrica y la red informática y ya llevamos quince días trabajando a tope con una media de 350 consultas de Sida al día. El laboratorio también opera casi a pleno rendimiento, con lo que ya han comenzado a realizar las extracciones de cargas virales para llevarlas a la capital, Maputo. También cuentan con mobiliario completo para seis salas de consulta. «Está bonito, bonito. Solo las paredes están sucias y húmedas, pero cuando podamos les daremos una mano de pintura».
En la zona de internamiento han logrado reparar el sistema eléctrico, y ahora están poniendo azulejos en los cuartos. «Estábamos hartas de tener que pintar el hospital cada año, así que nos decidimos por los azulejos y contratamos un albañil que hasta ahora demuestra hacer un buen trabajo». Mientras tanto, esperan que la ONG Elisabeth Glaiser Pedriatic les lleve el material que necesitan, como camas, mesitas de cabecera o balanzas. Prevén reabrir la hospitalización a finales de mayo. Siguen dando por bienvenida cualquier ayuda.
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