Sanidad
Valencia controla la población de ratas con «galletas»
Valencia- La empresa que realiza los tratamientos de control de plagas para el Ayuntamiento de Valencia utiliza con éxito un novedoso cebo con veneno aromatizado con olor a galletas de mantequilla, que permite actuar mejor al raticida porque es detectado a mayor distancia por los roedores.
Se trata del último sabor que han incorporado a los venenos después de utilizar anteriormente otros aromas como jamón, barbacoa o queso y leche fermentadas para atraer y eliminar a los roedores.
El responsable de la empresa encargada de estos controles, Noé García, explicó que esos aromas hacen más «apetecibles» los venenos y por tanto, «más eficaces». Con este último atrayente han notado «un mayor efecto».
Aunque Valencia siempre ha tenido «niveles bajos» de población de roedores, este tratamiento desarrollado por el departamento de I+D de Lokímica mantiene bajos esos niveles (tres roedores por habitante).
La empresa también ha desarrollado una pionera técnica de control de cucarachas que combina el insecticida tradicional de amplio espectro con el uso de un cebo de gel alimenticio con una materia activa que atrae a las larvas recién nacidas, para que lo coman nada más eclosionar y mueran antes de poner huevos.
Ello ha permitido reducir un 40 por ciento el nivel de la población de estos insectos en el alcantarillado de la ciudad respecto al año pasado.
De hecho, la población de cucarachas en Valencia está en los niveles más bajos de la última década, lo que coincide además con la disminución del número de llamadas recogidas por el teléfono de atención al ciudadano: se ha pasado de 183 avisos en cinco meses de 2012 a 111 en el mismo periodo de este año.
Este tratamiento «pionero» empezó a aplicarse al final del año pasado y según sus creadores, su eficacia «asombra hasta a quienes llevan décadas dedicándose al control de plagas».
En Valencia, la cucaracha negra (Blatta Orientalis) ha sido desplazada por la roja (Periplaneta Americana), que vuela, nada y se reproduce seis veces más que la especie anterior.
«Con el tratamiento insecticida, los adultos morían pero los huevos quedaban inalterables. Con el gel conseguimos que cuando eclosiona el huevo, las larvas van a alimentarse de él y mueren y así rompemos su ciclo».
En Valencia hay cinco brigadas formadas por dos técnicos, además de un biólogo.
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