Valencia

Valencia se queda sin «chiringuitos» (de momento)

Ocho restaurantes de Pinedo y El Saler comienzan a desmantelar sus terrazas a la espera de la nueva concesión

El Abi, El Velero, El Tropical, Caldeu, El Llar d’Empar y La Brisa en el paseo de Pinedo, y los de La Dehesa de Joaquín y La Dehesa de José Luis, ambos en El Saler se han visto obligados a quitar las carpas
El Abi, El Velero, El Tropical, Caldeu, El Llar d’Empar y La Brisa en el paseo de Pinedo, y los de La Dehesa de Joaquín y La Dehesa de José Luis, ambos en El Saler se han visto obligados a quitar las carpaslarazon

Ocho restaurantes de las pedanías de Pinedo y El Saler de la ciudad de Valencia han comenzado hoy a desmantelar sus terrazas. El Abi, El Velero, El Tropical, Caldeu, El Llar d’Empar y La Brisa en el paseo de Pinedo, y los de La Dehesa de Joaquín y La Dehesa de José Luis, ambos en El Saler se han visto obligados a desinstalar las carpas y toldos para cumplir la ley, y a la espera de lo que decida Demarcación de Costas.

Lo han hecho por voluntad propia en el marco de la renovación de la concesión, ya que esta no ampara los espacios de las terrazas y para recibir la prórroga deben cumplir la normativa.

Así, en los próximos días deberían ser sometidos a una inspección por parte de técnicos del Estado para confirmar que todos cumplen las condiciones de las concesiones originales, en las cuales no estaba los espacios exteriores de terrazas, para poder optar a la nueva concesión para los próximos treinta años.

Según ha explicado el abogado Javier Campomanes, que junto a Juan Luis Navarro representa a estos establecimientos, el objetivo de la negociación es tratar de que la nueva concesión ampare las terrazas, por lo que confían en que una vez cumplido con el “inconveniente” de las terrazas y tras estar constatado que cumplen los requisitos medioambientales, la concesión no debería tardar mucho.

Los propietarios de los locales han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que no se concedan los nuevos permisos, pues recuerdan que gran parte de sus ingresos provienen de las terrazas (un restaurante de estas características suele tener entre 250 y 300 metros cuadrados más otros 150 de terraza).

Además, la mayoría de los clientes han mostrado su apoyo a los dueños de los «chiringuitos», pues prefieren la cerveza al mirando al mar que en interior.