Alcohol

10.000 controles de alcoholemia más en 2017

Las pruebas para localizar a los conductores ebrios aumentan un 5,78%. En lo que va de año más de 175.000 automovilistas se han sometido a los test de alcohol y drogas en la capital

Control en el centro de la ciudad de alcoholemia y drogas
Control en el centro de la ciudad de alcoholemia y drogaslarazon

Las pruebas para localizar a los conductores ebrios aumentan un 5,78%. En lo que va de año más de 175.000 automovilistas se han sometido a los test de alcohol y drogas en la capital.

Ya lo decía el eslogan, «si bebes no conduzcas», una recomendación que los agentes de la Policía Municipal de Madrid, que en el último año han aumentado en 10.085 los controles de alcoholemia en las calles de la capital, se han tomado al pie de la letra. Este tipo de pruebas son uno de los dispositivos preventivos y disuasorios más eficaces de cuantos aplican los agentes entre sus tareas de seguridad vial. Por eso, entre la campaña de Navidad que arrancó en diciembre de 2016 –de la que se conocieron los datos en enero de este año– y el pasado mes de noviembre –último del que hay cifras hasta el momento–, el número de pruebas para «cazar» a conductores ebrios al volante se han incrementado un 5,78% (pasando de 174.190 a los 184.256 registrados hasta el 30 de noviembre). En el año 2016 la Policía Municipal ya aumentó los controles de alcoholemia en un 4,4% con lo que, en dos años, han crecido en alrededor de 18.000 los automovilistas que se han sometido a este tipo de tests.

Todavía hay quienes cometen la imprudencia de coger el coche después de haber tomado unas copas. Esto explica que el aumento en el número de conductores «soplando» continúe trasladándose también con un número superior de positivos en la estadística. En lo que va de 2017 el 3,46% de las personas que se han sometido a los controles de los agentes en las calles de Madrid han superado la tasa permitida de alcoholemia (5.991 en total). Durante los seis primeros meses de este año la cifra de conductores ebrios ya había aumentado levemente respecto al año anterior. El número de detenidos e investigados por accidentes, por haber cometido infracciones o por mostrar síntomas evidentes de haber ingerido alcohol o drogas ha alcanzado en los once primeros meses del año los 2.696 conductores.

Mayo, con 18.086 pruebas, 566 positivos y 16 automovilistas que se negaron a participar en el test, fue el mes de mayor actividad de la Policía Municipal en su batalla contra las alcoholemias. Por encima incluso de diciembre, el mes de las cenas por excelencia, en el que hicieron 11.531 pruebas aunque, eso sí, el número de positivos fue muy similar: 520 conductores conducían bajo los efectos del alcohol cuando los agentes dieron el alto a sus vehículos durante las navidades de 2016.

Los lugares escogidos por la Unidad de Atestados de Tráfico y las Unidades de Distrito, que hacen de forma paralela controles en puntos estáticos, suelen venir determinados desde «arriba» y obeceden, según fuentes policiales, a enclaves de alta concentración de accidentes (cruces conflictivos o donde se juntan varias señales y el conductor a menudo interpreta de forma errónea) o en zonas de mayor conflictividad como puede ser zonas de prostitución en las que buscan, además, tener un efecto disuasorio. Así, por ejemplo, el pasado febrero los agentes municipales establecieron férreos controles de este tipo en la M-30 y varios de sus accesos con un saldo de 106 positivos, de 1.478 conductores a los que se les realizó el test de alcoholemia, y 23 positivos en drogas de 95 personas analizadas.

Si la Unidad de Tráfico suele montar los controles de mayor tamaño (en la M-30, algún subterráneo...) y cuentan con etilómetro y el aparato para hacer el test de droga, las Unidades de Distrito suelen apañarse con dos patrullas (cuatro agentes). Un vehículo de apoyo y una patrulla con el etilómetro, que se encargan de parar de forma aleatoria a los vehículos. Por supuesto, todos los que muestren signos de conducción temeraria o cualquier tipo de indicio de estar bajo los efectos del alcohol acabarán frente a frente con el aparato medidor de alcohol.

Aunque lo ideal, según aconsejan los agentes y el sentido común, es no beber nada, los márgenes permitidos son los 0,25 milígramos de alcohol por litro en aire espirado. Si está por debajo de esa cifra, el conductor puede abandonar el control sin más problema. En caso de que el etilómetro marque entre 0,25 y 0,65 mg de alcohol por litro de aire expirado, estaríamos ante una infracción administrativa. Transcurridos los diez minutos desde que el aparto ha marcado ese resultado, se vuelve a repetir. Si la segunda prueba vuelve a dar positivo, se procede a denunciar y a inmovilizar el vehículo. Puede llevarlo la grúa municipal a una base o, si puede algún familiar o acompañante hacerse cargo del vehículo, también puede. En ese caso, a esta persona también se le practica la prueba de alcoholemia y se le advierte de que es el responsable de ese vehículo desde ese momento. Y es que, no es la primera vez que, tras una incidente de este tipo, los agentes observan como, pasada la esquina, los amigos vuelven a bajarse del coche y le devuelve las llaves al conductor. «En caso de que hubiera un accidente o cualquier otro contratiempo, sería el amigo el que se haría responsable, por eso les informamos antes», explica un agente experto en controles.

El verdadero problema es cuando el conductor ha tenido el «valor» de ponerse al volante cuando ha tomado tanto alcohol que supera los 0,60. Como los etilómetros pueden tener un márgen de error de más menos cuatro o cinco dígitos, la Fiscalía fija en esta cifra el límite. En este caso, los agentes de la Policía Municipal imputan al condcutor un delito contra la seguridad vial, le leen los derechos y le citan para juico rápido. También, lógicamente, se le inmoviliza el coche.