Música

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Alis, canciones con latido

Presentan en Madrid «Cantos de ocasión», su quinto disco, un trabajo íntimo nacido de la autogestión y pulido al detalle. Dónde: sala El Sol. Calle Jardines, 3. Madrid.. Cuándo: 5 de abril, 21:00 horas.. Cuánto: 8 euros.

El músico de Baeza, en el centro, necesita sonidos orgánicos
El músico de Baeza, en el centro, necesita sonidos orgánicoslarazon

En el negocio de la música, a Pachi García «Alis» sólo le falta servir las bebidas en la sala de conciertos. «Te equivocas. Ya lo he hecho, y también he sido el que pasa la escoba en la sala cuando todo termina. Mi tío tenía la primera sala de conciertos en Baeza (Jaén) y yo empecé allí con 17 años. Fui técnico de sonido, pinchaba, barría o fregaba...», explica ahora, unos cuantos años después, al teléfono desde su casa estudio. El pluriempleo pagó el sueño de Alis, que no era otro que «comprar una guitarra y un ampli». Y también financió su primera banda de juventud, el primer disco grabado en Madrid. «La banda era un horror, pero en ese proyecto me dí cuenta de la cantidad de dinero que cuesta grabar un disco. Así que decidí montar un estudio casero y aprender todo lo que pudiera sobre la grabación y el sonido. Y terminé de técnico de sonido de Los Enemigos durante dos años, y luego, de muchísmos grupos. He recorrido España varias veces», cuenta. Pero Alis quería volver a escribir sus canciones, y no debe hacerlo mal. Acaba de publicar el quinto disco, «Cantos de Ocasión», un álbum de orfebre, de alquimista obsesivo.

Sonidos orgánicos

«Es cierto. Soy muy obsesivo. Si no fuera por Suso Sáiz, aún estaría grabándolo», reconoce. Será la deformación profesional de un tipo que dice que quiere que los sonidos «estén vivos». «Quiero que por debajo de ellos haya materia orgánica de la que nadie se da cuenta pero que, si la eliminas, lo aprecias. Creo que no se puede registrar esa materia de una máquina, de algo que ya esté pregrabado. Si hay que usar un «reverb» para una voz, es mejor meterse en un sitio donde suene ese reverb que hacerlo con un programa». Puede que no se aprecien, pero en las canciones hay ruidos de sillas y errores de computadores. «No me gustan los ruidos de las máquinas», dice. El ordenador se equivocó intentando imitar un programa de simulación que utiliza Radiohead, y las notas a destiempo se quedaron. Por cierto que, si en «Defectos sin efectos», Alis parece el Bon Iver andaluz, en «El canto de la lluvia» suenan a Radiohead en castellano. Pero las mejores virtudes de Alis no son consecuencia de un programa que patina, sino sus letras, que tratan sobre la condición humana sin grandilocuencia, que han sido pulidas línea a línea. Y así la parte orgánica del sonido se confunde con la sístole de sus versos. «No se consigue nada sin mucho trabajo», asegura cargado de razones.