Policía

Amenazas, presiones y denuncias en la empresa municipal de Alcorcón

Un trabajador discapacitado denunció hace dos meses las vejaciones de un compañero sin que Esmasa haya actuado. Un edil de Ciudadanos quiso convencerle de que había sido «un calentón».

El denunciante, ante la sede de la empresa pública de recogida de basuras de Alcorcón
El denunciante, ante la sede de la empresa pública de recogida de basuras de Alcorcónlarazon

Un trabajador discapacitado denunció hace dos meses las vejaciones de un compañero sin que Esmasa haya actuado. Un edil de Ciudadanos quiso convencerle de que había sido «un calentón».

Podría tratarse de un encontronazo entre dos compañeros de trabajo pero esta historia tiene algunos componentes que la hacen distinta: uno de los implicados es discapacitado, se siguen cruzando a diario en su puesto de trabajo sin que la empresa haya tomado ninguna medida disciplinaria, y hay un concejal que se ha metido en todo este asunto para intentar que la víctima retire su denuncia, cuando, al mismo tiempo, forma parte del tribunal que decidirá la sanción que se le aplicará al presunto agresor.

La historia se remonta a principios de año. El escenario, la recepción de la Empresa de Servicios Municipales de Alcorcón (Esmasa), en la primera planta de un edificio de la calle Químicas de la localidad. Los hechos tuvieron lugar a eso de las 10:40 horas del 9 de enero en presencia de otros cuatro compañeros, según denuncia el afectado. Se llama Miguel Ángel Barquillo, tiene de 42 años y sufre una discapacidad del 44 por ciento. El detonante de la disputa, al parecer, era que el presunto agresor había escuchado que Miguel Ángel iba por ahí criticándole y decidió recriminárselo de forma agresiva. «Como vuelvas a hablar de mí te rompo la cabeza, tontito», le espetó. «No me amenaces», asegura Barquillo que le contestó. «¿Pero me vas a pegar? Si tú eres tontito. Sal fuera, que te voy a arrancar la cabeza de muñeco esa que tienes», le dijo, además de llamarle «tonto del haba» o «imbécil», según denunció Barquillo. Ante tales amenazas, y «viendo que al día siguiente no se retractaba», decidió denunciarle por la vía judicial. Así, el 10 de enero interpuso la querella, que ha sido admitida a trámite en el Juzgado número 4 de Alcorcón. Pero, además de la vía judicial, los hechos también fueron puestos en conocimiento de la empresa, que abrió un expediente indagatorio, en el que se tomó declaración a implicados y testigos. Al ser una entidad pública, Esmasa está administrada por concejales del Gobierno municipal y de la oposición: tres del PP y uno de PSOE, Ciudadanos, Ganar Alcorcón (la marca municipal de Podemos) y Grupo Mixto.

La semana pasada, la instructora del expediente elevó al consejo de Esmasa la propuesta de sanción: falta muy grave, que podría desembocar desde la suspensión de once días de empleo y sueldo hasta el despido. Hoy deberá ser ratificada o proponer su modificación por los representantes del consejo de dirección; es decir, por los concejales. ¿El problema? Que uno de ellos parece haber sido «parte» en todo este asunto, lo que debería inhabilitarle como «miembro del jurado», pero no ocurrirá así. Y es que, a los pocos días de que el afectado hubiera presentado su demanda, Alfonso Reina, concejal de Ciudadanos, trató de convencer a la víctima para que «lo hablaran», ya que todo había sido fruto de «un calentón», tratando de minimizar las amenazas sufridas. Así queda reflejado en una conversación de mensajería instantánea, en la que Reina le dice: «Nene. Lo de X no se podía haber hablado? Que sois compañeros y todos nos calentamos». Barquillo le contesta que «se pasó humillando y riéndose y no venía a cuento. (...) Fue muy ofensivo».

Sin embargo, Reina parece querer quitarle hierro al asunto: «Sabes que X, aunque a veces se calienta, nunca te haría nada Miguel». La víctima asegura que se ha sentido «presionado» por este concejal. «Nene, un enganchón se ha convertido en la caza de uno de ellos». «Jo, nene, intenta salvar esto (...) Ayúdame a solucionarlo please». Incluso llegó a crear un grupo de WhatsApp entre el agresor, la víctima y él, al que bautizó como «Lo arreglamos o lo arre» en el que sólo habló él. El juicio que enfrentará a estos dos empleados está fechado para el viernes y hasta FAMMA (Federación de Discapacitados de Madrid) ha tachado de «inaceptable» que este tipo de situaciones «se den en una empresa pública ante la pasividad de sus responsables».