Apartamentos turísticos en un edificio modernista deshabitado

Está en pleno centro histórico, pero no de Barcelona, París o Bruselas. Un edificio de estilo modernista muy cercano a la plaza Mayor de la capital será rehabilitado para, tras su recuperación, acoger un establecimiento de hospedaje. Ésa es al menos la intención del Ejecutivo de Ana Botella, que prevé aprobar próximamamente en la Junta de Gobierno el Plan Especial que posibilitará la reconversión del inmueble situado en el número 4 de la calle El Salvador en un edificio de apartamentos turísticos.

El inmueble, proyectado por Isaac Rodríguez-Avial y Eduard Reynals para un pariente del primero, se construyó a principios del siglo pasado para acoger viviendas, y a día de hoy, vacío y sin uso, está catalogado con nivel 2 de protección grado estructural. No en vano, tal y como recoge el libro «El Madrid modernista: guía de arquitectura», los miradores destacan en su fachada, de la que también sobresale un curioso remate ecalonado. Corona el inmueble una sucesión de esbeltos pináculos «en forma de columnillas guiadas adornadas con idealizaciones geométricas». Además, los vanos están decorados con figuras de lo más diverso, a base de motivos estriados, tribulados y también vegetales. Los autores de la citada guía de arquitectura destacan que el edificio, que se convertirá en apartamentos turísticos, «combina el espíritu modernista con algunas citas medievalistas convenientemente modernizadas». Por todo esto, y a fin de preservar los valores que llevaron a esta protección, el documento urbanístico que prepara el Ayuntamiento de Madrid establece el régimen de obras restauración y acondicionamiento que se puede llevar a cabo en el inmueble y los elementos protegidos que deben conservarse.

Reforma integral

Las obras incluyen la apertura del patio interior hasta planta baja; la instalación de un ascensor acristalado en el interior del patio y la creación de un jardín vertical, rasgado de los huecos de fachada en planta baja recuperando los originales y eliminación de la rejería; y restauración de fachadas, portal y escalera.

El edificio, cuyas obras (1907-1909) Reynals compaginó con las de otra importante obra del modernismo de la capital, la casa de Pérez Villaamil, cuenta con cinco plantas más ático y sótano, que suman una edificabilidad total de 1.632 metros cuadrados. «Los apartamentos se plantearán como un espacio similar a la vivienda-estudio con salón-cocina-dormitorio en un único espacio y baño, con capacidad para dos personas; también contará con otros de mayor amplitud con un dormitorio independiente y capacidad para cuatro personas», informaron fuentes municipales que añadieron que el Plan Especial cuenta con el informe favorable de la Comisión Local de Patrimonio Histórico del Madrid.

El caso del edificio de la calle El Salvador no es único, durante los últimos meses el consistorio de la capital ha dado luz verde a una serie de iniciativas encaminadas a la implantación de nuevos hoteles y que también conllevan la recuperación y puesta en valor de edificios en muchos casos sin uso y deteriorados. Es el caso de los inmuebles de Gran Vía, 10, Infantas, 5, Infantas, 4; Madera, 25, Atocha, 49, Marqués de Villamagna, 4, Tres Cruces, 6, Torre de Madrid en la plaza de España, Marqués de Casa Riera, 4, Valencia, 11, Luchana, 22 o Plaza de España 3,4 y 5. Lo mismo ocurriá en un futuro con la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor, de titularidad municipal, y que el Ayuntamiento planea convertir en un hotel. Además, al contrario de lo que ocurre con otros exponentes del modernismo en Madrid como la Casa Gallardo, declarada Bien de Interés Cultural el verano pasado y que se trata de un edificio residencial más como tantos otros de plaza de España (el único habitado de este estilo en Madrid), o el Palacio de Longoria, que aloja las oficinas de la Sociedad General de Autores (SGAE) en Chueca, el edificio de apartamentos turísticos permitirá con su puesta en marcha que todo el público pueda acceder a sus instalaciones.

199 pruebas del estilo de Gaudí en la capital

A diferencia de Barcelona, el modernismo no tuvo mucha influencia en los arquitectos que construyeron los edificios más emblemáticos de la capital. Sin embargo, este estilo arquitectónico si tiene algunos representantes en el callejero de Madrid, donde hay al menos 199 inmuebles con características de este movimiento arquitectónico. El Palacio de Longoria –más conocido por ser sede de la SGAE– en el barrio de Chueca, la Casa Gallardo, en Plaza de España, o la Casa de Pérez Villaamil (uno de los edificios que mejor recogen la esencia del movimiento) son los representantes modernistas de la capital.