España

Aprender a emprender desde la infancia

Un programa educativo enseña a niños "emprendedores"a dar forma a ideas como éstas y les da la posibilidad de vender sus productos

Estuches para lavarse los dientes con instrucciones, videojuegos personalizados, algodón de azúcar con sabor a coco... un programa educativo enseña a niños "emprendedores"a dar forma a ideas como éstas y les da la posibilidad de vender sus productos y servicios en un centro comercial.

Los padres de Paula, de 8 años, le propusieron que se inventara un cuento para tener una buena idea con la que poder participar en la IV edición del programa 'Niños emprendedores', que se celebra desde el pasado 26 de octubre en Madrid.

Se le ocurrió crear un árbol en el que crecían unos frutos mezcla de palomitas de maíz y limón que había que recoger por la noche para evitar que al amanecer los pájaros se los comieran, y fue seleccionada.

Así nació Limonitas, una empresa ficticia pero que vende un producto real: palomitas con sabor a limón.

"La gente dice que están muy buenas", asegura Paula, que este fin de semana ha vuelto a ponerse al frente del puesto que comparte con su amiga Clara en un centro comercial de Madrid donde comercializan el producto con ayuda de sus padres.

Es el tercer fin de semana consecutivo que lo hacen, y será el último. También para Lidia, de 11 años, que junto a sus padres y sus dos hermanas vende algodones de azúcar con sabor a coco, manzana, violeta y piña, entre otros.

"Me encanta lo dulce", confiesa, y dice que la idea la copió de su madre, cocinera, que prepara cocktails con colores y gustos variados.

Además de tratar con el público, ha aprendido a llevar las cuentas de su pequeño negocio, todo ello gracias al curso que recibió después de ser escogida para participar en el programa 'Niños emprendedores'.

En él ayudan a los niños de 7 a 16 años a dar forma a sus ideas, según explica a Efe el impulsor de esta iniciativa, Pablo Gumucio, un ingeniero industrial que tras sufrir dislexia de pequeño decidió enseñar a otros a través de la experiencia.

"Buscamos imaginación, ideas de negocios", cuenta, y no los clásicos "productos de mercadillo".

En esta edición participan un total de 450 personas, entre padres e hijos, que han formado 50 empresas.

En el curso, que se extiende a lo largo de tres meses, los niños reciben un programa "sencillo y básico"con el que aprenden a distinguir productos y servicios, a calcular los costes de producción, a hacer facturas simbólicas e, incluso, a constituir una sociedad simbólica con unos "estatutos infantiles".

También descubren el significado de términos del mundo de los negocios, como el break even point o punto de equilibrio, que es el momento en que cubres todos tus gastos, o la rotura de stock, es decir, la ausencia de mercancía por falta de previsión.

"Creen que es bueno pero no, porque pierden clientes", comenta Gumucio, que explica que los menores pueden apuntarse por libre o a través de centros educativos.

En el programa se invita a los niños a pensar en el presupuesto que necesitarán para arrancar su empresa y a pedir un préstamo a sus padres con la condición de comprometerse a devolverlo colaborando en casa con alguna actividad, como por ejemplo pasear el perro.

También deben decidir si quieren contar con amigos como socios, si tendrán un logotipo o cuál será la sede de su empresa, que podrán instalar en su propio cuarto.

Trazar un plan de trabajo, identificar al público objetivo y plantearse unos objetivos concretos son otros de los puntos que deben tener en cuenta los pequeños emprendedores antes de ponerse a comercializar sus ideas.

Tras la formación, los participantes se introducen en el "mundo real"con la posibilidad de vender sus productos y servicios en un centro comercial, donde les acompañan sus padres por si surge algún problema, aunque deben dejar que sus hijos interactúen solos con el cliente.

Con la práctica, dice Gumucio, los niños entienden el concepto de empresa familiar, son conscientes del precio de las cosas, experimentan el sacrificio y aprender a gestionar el éxito y el fracaso.

Asegura que los niños crean "de todo". Algunas ideas incluso han llegado más allá de la práctica, ya que en estas ediciones han surgido cuatro empresas reales que gestionan los padres de los niños con la ayuda de los menores, como una que se dedica a crear joyas con alambres y que actualmente vende este producto en toda España.