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Así se evitará que millones de alimentos acaben en la basura

Komefy informa a los usuarios de locales donde encontrarán excedentes a mitad de precio.

Carlos Martín y Eliseo Haro en la Frutería San Miguel, en Conde Duque, uno de los establecimientos de la red. Foto: Paula Jiménez
Carlos Martín y Eliseo Haro en la Frutería San Miguel, en Conde Duque, uno de los establecimientos de la red. Foto: Paula Jiménezlarazon

Komefy informa a los usuarios de locales donde encontrarán excedentes a mitad de precio.

César Villaverde posee la Frutería San Miguel, en la calle Conde Duque. Todos los días, a las cuatro de la mañana, se desplaza hasta Mercamadrid para adquirir género fresco. Sin embargo, muy a su pesar, no siempre puede venderlo todo. Muchos productos perecederos acaban desperdiciados si no se colocan pronto. Es algo que sucede diariamente, que afecta a toda la cadena de producción de alimentos, desde el agricultor al consumidor, y de lo que muy pocos alertan. Según algunas estimaciones, cada madrileño desperdicia unos cinco kilos de comida al mes por valor de 40 euros. Eso supone que tiramos literalmente a la basura unos 60 kilos de comida y 500 euros de media anual. Existe una posibilidad de frenar el derroche: básicamente, ofrecerle al cliente los productos sobrantes a mitad de precio. Ahora bien, ¿cómo pueden encontrarlo?

Carne crujiente coreana: de 8,50 a 4,25 euros. Media ración de croquetas de setas: de seis a tres euros. Fresón de Ávila: de 2,20 a 1,10. Carlos Martín y Eliseo Haro nos enseñan su aplicación Komefy, disponible para Android e iOS. Parte de la fórmula «last minute». Una vez dado de alta y registrado, el geolocalizador señala al usuario todos los establecimientos más cercanos en los que se anuncian estas ofertas, siempre rebajadas al 50%. Importante: subrayan que no estamos hablando de productos caducados, sino de los cuales hay excedente y son perecederos, por lo que es muy probable que su destino final sea un contenedor.

Ambos ingenieros (Martín es de la rama de Telecomunicaciones y Haro de la Industrial y también del mundo del derecho) y con 25 años de experiencia en el emprendimiento, se conocieron gracias a la mediación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). «Veníamos de trabajar en startups y siempre con vocación social», afirman. De hecho, Haro puso en marcha un proyecto similar a Komefy en Latinoamérica, donde estuvo residiendo bastantes años. «En ese momento en que ves las favelas en Brasil, Nicaragua o Colombia comprendes que no se pueden desperdiciar así los recursos. Mucha gente se muere de hambre», comenta.

Y es que ésa ha sido la principal motivación de ambos a la hora de crear esta app. «Aproximadamente, en todo el mundo se tiran un tercio de los alimentos que se producen. Con que sólo se salvara un 25%, bastaría para acabar con el hambre de mil millones de personas. Haría falta una superficie similar a China para producir todos los alimentos que se tiran en el planeta», sostiene Martín. «En ese sentido estamos muy poco concienciados», explica Haro. «Sobre todo respecto a otros países, como los nórdicos. De hecho, apps como Komefy surgieron allí», añade. Así, si en España tiramos alrededor de ocho millones de toneladas al año –unas 400.000 toneladas por parte de los supermecados–, podemos extrapolar «que unos dos millones se desperdician solo en Madrid», dice Martín.

Su aplicación lleva funcionando un par de semanas, pero la experiencia está teniendo buena acogida. En torno a un centenar de cadenas y establecimientos ya están inscritos en Komefy. El Grupo Larrumba, Bentley’s Burguer, LA Sushi, Mama Framboise, Grupo Rantanplan... Con todo, sus creadores esperan que la herramienta pueda ser también de utilidad para los pequeños comercios de barrio, cuya supervivencia se ve amenazada por la competencia de las grandes superficies. «Los incentivos son claves, tanto para el establecimiento como para el comerciante local y el consumidor. Los minoristas se dan a conocer, venden un producto que se iba a tirar, obtienen beneficio y, además, trasladan un mensaje positivo. Del mismo modo, recuperan el contacto con los clientes», explican. La de Madrid es la primera experiencia de Komefy, pero esperan que, poco a poco, vaya implantándose por el resto de la Península.