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Centenario entre basura en la Plaza Mayor

A días de celebrar su 400 cumpleaños, los comerciantes de este enclave histórico denuncian que la suciedad y el olor a orín no desaparecen. Los cubos de residuos se acumulan en el centro de la plaza desde que abrió el mercadillo navideño

Los contenedores rodean cada día la estatua
Los contenedores rodean cada día la estatualarazon

A días de celebrar su 400 cumpleaños, los comerciantes de este enclave histórico denuncian que la suciedad y el olor a orín no desaparecen. Los cubos de residuos se acumulan en el centro de la plaza desde que abrió el mercadillo navideño

A apenas unos días de comenzar las celebraciones por su IV centenario, la Plaza Mayor es estos días un ir y venir de madrileños y turistas, los tradicionales actores disfrazados de todo tipo de personajes, casetas repletas de artículos navideños y de broma y... basura. Porque desde que el pasado 26 de noviembre se instalara el mercado navideño en la plaza, los cubos abarrotados de residuos se han convertido en una parte más de la estampa que cada día fotografían miles de personas en el corazón de Madrid. Una situación de llevan meses denunciando los comerciantes del centro histórico de la capital pero que, con la mayor afluencia de visitantes que acuden hasta allí para visitar el mercado navideño, se ha convertido en un grave problema de salubridad. Los empresarios denuncian que ni el alumbrado que decora la plaza está consiguiendo que ésta brille en ningún momento del día. «Es un caballo de batalla que no logramos enfocar con el Ayuntamiento porque la suciedad y la indigencia, que también provoca suciedad en la plaza, persiste», denuncia Rafael Molina, presidente de la Asociación de Comerciantes de la Plaza Mayor.

Los empresarios de la plaza aseguran que la suciedad es un problema «recurrente durante todo el año» en el centro de la ciudad, pero que esta Navidad «la situación ha empeorado de manera acuciante». «Turistas nacionales y extranjeros comentan que la plaza da asco, que huele a orín. Lo más grave es que se ha convertido en un espacio totalmente insaluble y repugnante, imagínate cómo acaba cualquier cosa que se le caiga a un niño al suelo aquí», relata Molina.

La imagen que recibe a los visitantes en el centro de Madrid dista mucho de ser idílica. Alrededor de la estatua ecuestre de Felipe III, en pleno centro de la Plaza Mayor, se amontonan contenedores de basura, especialmente de los azules, en los que se recoge el papel que es el principal deshecho que generan los comerciantes del mercadillo navideño. Cada día, en torno a las siete de la tarde, un camión pasa por la plaza para recoger el contenido de estos contenedores. Los residuos que caen fuera de los cubos son ya trabajo de los operarios de limpieza que recorren la plaza a pie con sus carritos, aunque tampoco –según los comerciantes– logran acabar con la sensación de suciedad: «El barrendero pasa poco», se quejaba ayer uno de ellos.

«La plaza está siempre sucia, con mercadillo y sin él. Pero ahora con las fiestas sería buena idea reforzar el servicio. Hay un contenedor en el centro de la plaza, pero si no se recoge, se acumulan los cartones y es un desastre. Los peores momentos de suciedad son durante el fin de semana, cuando más gente viene», explica Federico, de la tienda de sombreros La Favorita. Juanjo, de las casetas de 60-61-62 del mercadillo navideño de la Plaza Mayor reconoce que «todos somos un poco guarros». «La gente pasa mucho por aquí y tiran el papel del bocadillo de calamares y claro, el barrendero no da abasto», añadió este comerciante. «La plaza está muy sucia, solo recogen los cartones una vez al día y claramente no es suficiente», aseguró Carlos, encargado del restaurante El soportal.

«¿Nos van a bajar el IBI?»

Los empresarios no son los únicos que se quejan del estado de la plaza: «Jamás he visto tan triste y sucia la Plaza Mayor durante la Navidad...y ¡Madrid en general! Vaya imagen se llevan los forasteros», se lamentaba el pasado domingo Raquel Nogueira, citando a Ahora Madrid en las redes sociales. «La Plaza Mayor de Madrid más triste, menos iluminada, y más sucia que ningún año», se quejaba un día después Carlos Hernández en el mismo foro. Antonio, por su parte, se preguntaba si «¿No hay mejor sitio para los contenedores de basura?» que alrededor de la estatua de 1616.

El restaurante Casa María, uno de los más frecuentados de la plaza, ya hace semanas que decidieron poner cartas en el asunto y compró varios contenedores de basura –que, por supuesto, pagó de su propio bolsillo– que ahora permanecen apostados en la fachada del establecimiento con un cartel en el que se solicita a los ciudadanos que depositen en ellos, y no en el suelo, su basura. Los resultados fueron inmediatos: «Ayer comenzamos esta experiencia. Se redujo en más de un 90% la basura en nuestro soportal. Nuestro objetivo es el 100%. Ayúdanos a mejorar», explicaron apenas 24 horas después. La medida impulsada por este hostelero de la Plaza Mayor no ha recibido, sin embargo, el apoyo de sus «vecinos» de otros negocios. «Nosotros no tenemos que idear y poner los medios para solucionar el problema de la suciedad. O, ¿no nos van a cobrar el IBI y la tasa de basuras?», reflexionó el presidente de la Asociación de comerciantes y vecinos de la Plaza Mayor tras reunirse con el concejal de Centro, Jorge García Castaño.

Un restaurante ha comprado sus cubos

«La generación de suciedad en la Plaza Mayor en estas fechas es una actividad privada que debería avergonzar a la conciencia cívica. Si todos ponemos de nuestra parte podremos mantener nuestra Plaza Mayor limpia», explicaba el pasado a través de Facebook a principios de diciembre la dirección del restaurante Casa María su decisión de comprar varios cubos de basura para eliminar los residuos de la esquina de la plaza en la que está ubicado su establecimiento.