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Cifuentes tiende la mano a una oposición anclada en el pasado

Aguado, Gabilondo y López se resisten a aceptar los pactos de la nueva presidenta de la Comunidad que quiere «corregir errores»

Cristina Cifuentes (d), es felicitada por la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre (i), tras ser elegida en la segunda jornada del debate de investidura que se celebra hoy en la Asamblea de Madrid.
Cristina Cifuentes (d), es felicitada por la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre (i), tras ser elegida en la segunda jornada del debate de investidura que se celebra hoy en la Asamblea de Madrid.larazon

La candidata del PP se convierte en la quinta jefa del Ejecutivo autonómico tras unir al «sí» de sus 48 diputados el apoyo de los 17 parlamentarios de Ciudadanos

La candidata del PP Cristina Cifuentes fue ayer investida como presidenta de la Comunidad de Madrid gracias al respaldo de los diputados del Partido Popular y Ciudadanos tras un largo debate en el que destacó el tono cordial y constructivo, pero en el que señaló el recelo constante de la oposición al «tiempo nuevo» que predica Cifuentes. Una y otra vez la aspirante a la presidencia habló del «gobierno de los pactos» como referencia a lo que quiere que sea la próxima legislatura, pero ni el socialista, Ángel Gabilondo, ni el podemita, José Manuel López, se arriesgaron a coger del todo ese guante que, consideran, marcado por «los errores del pasado». Incluso el facilitador de la investidura, Ignacio Aguado, de Ciudadanos, aludió a que el PP tiene la oportunidad de «romper con el pasado».

Pese a que todos ellos, en un momento u otro, han hablado de diálogo y de la necesidad de llegar a acuerdos para las cuestiones que más les interesan a los madrileños, se ha impuesto la desconfianza no sólo a que Cristina Cifuentes sepa de verdad romper con los puntos negros de las políticas de anteriores gobiernos populares, hasta el punto que la candidata ha tenido que pedir que reconocieran que «algo habrán hecho bien en los últimos años en Madrid». De hecho, Cifuentes, que comenzó hablando de su proyecto «diferente» para gobernar Madrid, terminó defendiendo los éxitos de sus predecesores en el cargo. «Solamente quiero cambiar las cosas que hay que mejorar y rectificar los errores que hayamos podido cometer», afirmó, y recordó que «los votos de unos y de otros valen lo mismo. La única diferencia es el número, pero tienen todos la misma legitimidad y representamos a todos ellos». Además, Cifuentes pidió a todos los grupos que abandonen el «postureo político» y expliquen los motivos por los que rechazan cada propuesta, ya sea porque no comparten el modelo o por cuestiones financieras, en alusión a las dudas de Gabilondo sobre la viabilidad económica de las medidas que la candidata quiere poner en marcha en la región.

Eso sí, pese a las reticencias de Ciudadanos, Podemos y el PSOE a los ofrecimientos de pacto de Cifuentes, todos mantuvieron un tono constructivo que fue muy agradecido por la candidata. Uno por uno, comenzando por Aguado y terminando con Gabilondo, desgranaron las exigencias que planean demandar al nuevo Gobierno regional desde el minuto cero. Así, Aguado defendió su apoyo a la investidura de Cifuentes, puesto que gracias al compromiso firmado por el PP, que calificó de «auténtico logro», los populares gobernarán con un «programa teñido de naranja». Igualmente, el portavoz de C’s insistió en que el acuerdo sólo es para la investidura y pasa ahora a labores de oposición en las que, advirtió, «no se espere a C’s en el navajeo, en los insultos, en aporrear escaños o en la demagogia». Al respecto, Cifuentes dijo que «tengo la intención de ponérselo fácil» en la búsqueda de acuerdos, pero reclamó que no condenara todo lo hecho por anteriores gobiernos.

Por su parte, José Manuel López, de Podemos, criticó las políticas basadas en «construir» y no «buscar las necesidades reales» de los madrileños, que es el modelo que defiende la formación morada para mejorar los servicios públicos. Con todo y aunque cargó contra los conciertos educativos y rechazó la reducción del número de diputados que propone Cifuentes, López defendió que «no venimos a la contra, venimos a apoyar lo que está bien, a mejorarlo y a cambiar lo que está mal». Y, frente a la petición de la candidata de «ponernos de acuerdo en aquellas materias en las que coincidimos –que seguro que las hay–», avisó de que va a «llenar la Asamblea de gente», en relación a asociaciones y colectivos ciudadanos, para que el PP «no sea sectario y trabajen con todos».

Más conciliador pero implacable fue el portavoz socialista, Ángel Gabilondo, que rebajó la tensión comentando que pensaba que hoy se hablaba del programa de quien quiere ser investida, «pero si me dejan, yo también hablo de mí», rió. Bromas aparte, el ex ministro de Cultura dejó bien claro que no se puede construir consensos así como así y reclamó que se busquen «primero acuerdos y después se pacte, no vaya a ser que nos encontremos el pacto ya hecho». Gabilondo señalaba así que no iban a comulgar con ruedas de molino con las propuestas que les presente Cifuentes si no se elaboraba esa propuestas contando con el parecer de los socialistas si quieren que la respalden. Asimismo, el portavoz del PSOE compartió la petición de Cifuentes de que se confronten los modelos, como es el caso de la bajada de impuestos con su propuesta de que los que más tienen más contribuyan, y no las estrategias políticas.

Por último, se estrenó como portavoz del PP en la Asamblea el número dos de Cristina Cifuentes, Ángel Garrido, que inició su primera intervención en el parlamento madrileño citando a Rilke: «La verdadera patria de un hombre es su infancia», para agradecer a los vallecanos, donde se asienta el Hemiciclo regional, sus enseñanzas desde su niñez, puesto que creció aquí, hasta sus labores como concejal del distrito en el Ayuntamiento de Madrid. Garrido recordó que los madrileños han decidido que no hubiese mayorías absolutas y que la fuerza más votada fuese el PP, si bien aseveró que «la intención de mi grupo es celebrar antes los acuerdos que las victorias».

Antes de la votación, que se produjo con el llamamiento nominal de cada diputado para que se pronunciase a favor o en contra de la investidura de Cifuentes, la aspirante a la presidencia regional agradeció las intervenciones de todos los portavoces y les hizo saber que «siempre voy a estar dispuesta a escucharlos». Del mismo modo, afirmó que «no tengo dudas de que todas sus críticas van a contribuir a que trabajemos con más ganas». También pidió que la honestidad sea la primera línea de la política, así como el respeto al adversario y la lealtad, para que no haya descalificaciones personales, sino confrontación de modelos políticos.

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La sustituta de Pedro Zerolo, elegida para abrir la votación

w El debate de investidura comenzó el martes con la toma de posesión de María Isabel Ardid como diputada autonómica en sustitución del añorado Pedro Zerolo. Por casualidad, en el sorteo del puesto por el que se comenzaría la votación de la investidura de Cristina Cifuentes, fue su nombre el que iniciaba la ronda. Antes, tanto el portavoz socialista, Ángel Gabilondo, como la aspirante a la presidencia tuvieron palabras de cariño para el político fallecido.

También tendrá que renunciar a las privatizaciones sanitarias -un punto que ya llevaba en su programa-, eliminar el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid y despolitizar la Cámara de Cuentas y Telemadrid.

Dentro de su programa, se ha comprometido a dar prioridad al inicio de su mandato a la apertura de los comedores escolares en etapa no lectiva, crear un abono de transporte para jóvenes y extender las ayudas estatales a los autónomos durante un año.

Tras más de cinco horas de debate, la ya presidenta de la Comunidad de Madrid ha prometido "poner la honestidad"en la primera línea de la vida política, respetar las ideas del adversario y mantener la voluntad de servicio público, lealtad y erradicación de las descalificaciones personales.

Ha avanzado además que ya tiene pensados los perfiles para sus consejeros, aún sin haber decidido los nombres, para hacer un gobierno de perfil técnico y político en el que no habrá cuotas de hombres y mujeres, porque quiere "a los mejores y los más aptos".

Cifuentes tomará posesión de su cargo mañana por la mañana en la sede de la Presidencia madrileña de la Puerta del Sol, y la previsión es que anuncie su gobierno por la tarde, para que los nuevos consejeros tomen posesión a su vez el viernes.

La cabeza de lista del PP se ha convertido en la quinta persona que ocupa la presidencia de la Comunidad de Madrid tras el socialista Joaquín Leguina y los populares Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre e Ignacio González.

A diferencia de sus predecesores del Partido Popular, que gobernaron con mayoría absoluta durante 20 años, la actual presidenta necesitará para gobernar el apoyo de Ciudadanos, grupo al que ha ofrecido su predisposición a convertir el pacto de investidura en un "pacto de legislatura".

Tras votar contra la investidura de Cifuentes, el portavoz del PSOE en la Asamblea, Ángel Gabilondo, ha prometido hacer "leal oposición"a la nueva presidenta tras lamentar que en la votación haya triunfado la "política continuista"del PP.

Su homólogo de Podemos, José Manuel López, ha destacado por su parte el tono positivo del debate de investidura, en el que ha considerado que "la letra pequeña"del pacto entre PP y Ciudadanos se conocerá tras las elecciones generales.

Desde Ciudadanos, Ignacio Aguado ha anticipado una "oposición responsable y contundente"de su grupo y ha insistido, de igual modo que durante el debate, en que su partido no es socio de Gobierno de Cifuentes.

La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, se ha mostrado "convencida"de que Cifuentes será "una gran presidenta"autonómica y de que lo hará "muchísimo mejor"que sus antecesores en el cargo.