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De Madrid al cielo

La Razón
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Nada como salir de Madrid para analizar con perspectiva lo que tenemos. En el día a día no somos capaces de valorar nuestra región, como tampoco lo somos de visitar nuestros monumentos o museos a menudo, cuando tenemos los mejores, y sin embargo, nos dejamos impresionar por la primera viga de hojalata que nos encontramos en el extranjero. Cuanto más se viaja, más claro queda: nuestros servicios públicos, nuestra calidad de vida, nuestra agua y el sol y el cielo de Madrid son únicos. Pocas ciudades tienen un transporte público como el madrileño, por mucho que algunos lo contraargumenten con una escalera mecánica estropeada o un vagón que puntualmente se queda sin aire acondicionado. El metro de Madrid es muy limpio, rápido, fácil para moverse por él, seguro y barato. Cualidades que damos por supuestas pero que juntas no se dan en otros suburbanos.

La capital además tiene un estupendo despliegue de papeleras y bancos. Nuestro servicio de residuos y limpieza urbana es de gran calidad y lo sería aún más con la contribución de todos los ciudadanos. Hay que saber que en pocas capitales del mundo se recoge la basura todos los días. Sin embargo, todavía tenemos muchas mejoras pendientes que nos ayudarían a disfrutar más. Por ejemplo, facilitar instalaciones y recorridos para la práctica diaria de deporte urbano, como ocurre ahora en el Canal.También reforzar el papel de la bicicleta, con un carril cuyo trazado fuera práctico, con un servicio potente de alquileres y de aparcamiento y en que la concienciación y el respeto a los ciclistas fueran parte de las normas de convivencia de la ciudad.

Si en calidad de vida queremos competir con otros países, es urgente apostar definitivamente por la conciliación laboral para tener más tiempo no sólo para asegurar familias más estructuradas, sino para que cada uno podamos desarrollar aficiones. Por su parte, los madrileños deben ser conscientes de que su iniciativa es clave para mejorar el entorno, puesto que la marcha de una ciudad no depende sólo de la Administración. Hacen falta más interés y aprecio por las fiestas y tradiciones. También creer en nuevos negocios creativos, que los más jóvenes sean más activos y conscientes de su potencial para desarrollar proyectos originales y que muchos comerciantes locales cambien de mentalidad. Sus negocios, hoy, deben actualizarse constantemente y, gracias a herramientas como internet, pueden llegar de Madrid a cualquier rincón del planeta.