Música
Depedro tiene una historia increíble
El grupo de Jairo Zavala presenta nuevo disco, narrado desde la nostalgia, como si fuera el relato de la vida de un «hombre bueno»
Jairo Zavala va buscando siempre el sur como fuente de inspiración para Depedro, el grupo que ha dejado de ser una ocupación secundaria para ser su sustento musical. Un sur primigenio, de donde surge la vida, donde está la raíz del hombre y la música. Hay un sur en todas partes. «Bueno, cuando he tocado en Rusia, no sentí eso», advierte. «Mi padre es peruano y el folclore mediterráneo siempre me ha interesaso muchísimo. Y África, por supuesto. Voy investigando, porque soy muy curioso, pero Rusia... Hemos tocado en más de veinte países y allí no vi el sur», asegura. De esas vivencias y otras más cercanas nace «La increíble historia de un hombre bueno» (Warner), que acaba de publicar.
El disco tiene un tono muy melancólico, y, bajo ese título, las canciones casi conforman un relato, como si pertenecieran a la misma historia. Resulta curioso que haya que ponerse melancólico para hablar de la buena gente. «Bueno, es que ya no tengo 20 años y cuento las cosas desde otra perspectiva. Creo que el progreso en el que estamos, esta autopista de alta velocidad por la que vamos, no nos lleva precisamente a la felicidad. Hay otras maneras. Yo creo que hay que buscar la raíz, porque, aunque estamos en el 2013, no nos queda ya el sentido de comunidad que había en los portales de las casas. Antes, conocías a todos tus vecinos». ¿Y cómo se reconoce a la buena gente? «El título hace referencia a esos héroes que no llevan capa. Puede ser nuestro vecino tirando para adelante y sacando a su familia, o las madres corajes, que hay muchas. He tomado historias de mi entorno cercano», explica Zavala.
En lo musical, el disco apuesta por la melodías («es lo que me emociona») y se abre a géneros africanos o de la frontera mexicana gracias a las colaboraciones. Tony Allen (Fela Kuti), Joey Burns y John Convertino (Calexico), Nick Urata (Devotchka) y Bernard Fanning (Powderfinger) han puesto de su parte. «Trabajar con ellos fue como ir abriendo regalos». Con Calexico, con los que forma ya parte plenamente, no para de girar por el mundo. Pero siempre vuelve a Madrid. «Es mi casa y es donde me quiero quedar. Soy de los que se van, pero de los que vuelven. Estoy a gusto, es mi lugar».
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