Delincuencia
Cinco detenidos tras irrumpir en un cine al grito de «Alá es grande»
Algunos de los asistentes tuvo que ser atendido por los servicios médicos
Los hechos se produjeron el pasado 11 de mayo en la sala de cine de un centro comercial de la localidad madrileña de Fuenlabrada.
La broma no pudo ser más inoportuna, pesada y de un gusto pésimo, pero una vez que se conoció la identificación de los autores, tampoco se podía esperar gran cosa de ellos. Todo ocurrió el pasado miércoles 11 de mayo en los cines Cinesa del centro comercial Loranca de Fuenlabrada. Estrenaban la película «Infiltrados en Miami» y la sala donde se proyectaba estaba llena. Uno de los espectadores, sin embargo, había comprado la entrada no para disfrutar del filme, sino para liarla junto con sus compañeros de andanzas.
En un momento dado de la película, este individuo, abrió la puerta de emergencia de la sala (sólo se puede abrir desde el interior) para que entraran sus compinches. Eran otros cuatro individuos. Muchos de los espectadores que se encontraban disfrutando de la película no se percataron de nada hasta que los jóvenes comenzaron a lanzar petardos y mochilas al aire al grito de «¡Alá es grande!». Pretendían disfrutar del hecho de observar cómo el público asistente a la sala comenzaba a asustarse al creer que estaban siendo víctimas de un ataque perpetrado por terroristas. Y es que, los individuos, habían tapado sus rostros con pasamontañas, según fuentes policiales.
Que cundiera el pánico y el desconcierto en la sala era sólo cuestión de tiempo y eso ocurrió a los pocos segundos. Algunos asistentes creyeron en un primer momento que se trataba de una acción del cine, al tratarse del día del estreno de la película, aunque en realidad la temática no era ni mucho menos del estilo.
Intervención sanitaria
Comenzaron a chillar y a tratar de salir del cine y, por unos minutos, cundió el pánico. Tanto es así que algunos espectadores tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos debido a las crisis de ansiedad sufridas al verse víctimas de un nuevo ataque terrorista de corte islamista.
Por su parte, los ideólogos de la «broma», huyeron del lugar a toda velocidad, seguramente con buen sabor de boca al comprobar cómo había hecho efecto su «broma», ya que la mayoría de los asistentes se sintieron víctimas de un grupo de terroristas. Al escucharse petardos en la sala, muchos creyeron que se habían producido disparos y que, por tanto, podría haber heridos o muertos en el cine. Por eso, hasta que no se comprobó que se trataba simplemente de petardos, las víctimas creyeron que habían sido disparos.
La llamada al 091 entró a eso de las 22:25 horas del día 11 y una patrulla policial se dirigió al lugar de forma inmediata con la intención de detener a los autores. Pero los protagonistas de tal gamberrada, sin embargo, no cerraron del todo bien su plan. Tras la toma de declaración de testigos y de visualizar las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia, los investigadores pudieron comprobar que se trataba de unos viejos conocidos de los vigilantes de seguridad del centro comercial Loranca. Aseguran estos agentes que son un grupo de jóvenes que no dejan de dar problemas en el interior del centro comercial: molestaban a clientes, habían causado diferentes daños, cometido hurtos en los comercios y, en una ocasión, un robo con intimidación, según explicó ayer en un comunicado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Una vez identificados y localizados los autores de la acción, los agentes procedieron a la detención de cuatro de ellos el pasado día 15. Ayer por la mañana se detuvo al quinto y último miembro del grupo. Se les acusa de un delito de desórdenes públicos aunque será el juez quien determine finalmente la tipología del delito que les imputa. La operación ha sido desarrollada por los agentes de la comisaría de Fuenlabrada.
Lo inoportuno de la broma «yihadista» se mezcla con el nivel 4 de alerta antiterrorista en el que se encuentra nuestro país desde que así lo decretara el Ministerio del Interior hace ya casi año y medio, desde los ataques al semanario satírico «Charlie Hebdó» en enero de 2015 en la capital francesa. Desde entonces, ya ha habido varias «bromas» de este tipo, falsos avisos de bomba o falsos subfusiles de asalto apuntados por simuladores de terroristas.
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