Mascotas

El 70% de los perros abandonados en la capital son peligrosos

El bajón de adopciones explica la saturación, ya que la «oferta» no se ajusta al posible adoptante.

Una de las perreras municipales que gestiona la acogida y adopción de animales en la capital. Foto: CIPRIANO PASTRANO
Una de las perreras municipales que gestiona la acogida y adopción de animales en la capital. Foto: CIPRIANO PASTRANOlarazon

El bajón de adopciones explica la saturación, ya que la «oferta» no se ajusta al posible adoptante.

Desde 2015, las perreras de la ciudad de Madrid están saturadas. Aunque los datos del número de animales que acogen fluctúan con los años, debido a la necesidad de «responder a situaciones que requieren imperiosamente la acogida se producen momentos en los que el nivel de ocupación es superior al 100%», explican a LA RAZÓN fuentes de Madrid Salud, el organismo municipal gestor del Centro de Protección Animal (CPA). Según los últimos datos, las perreras municipales están al 95%.

Y es que existen varias problemáticas que explican esta situación. «En estos momentos, la tipología de animales albergados, que se acumulan por falta de adoptantes, exige que un mayor número de canes se alojen de manera individual. Además, obliga también a una mayor dedicación de recursos, lo que hace que el número de animales que se pueden atender disminuya», explican.

La falta de adopción es el principal motivo que está detrás de la saturación que sufren las perreras de la capital y que confirman desde Madrid Salud: «Es un dato que venimos constatando desde unos meses después de la entrada en vigor de la Ley 4/2016, en la que se recoge la política de sacrificio cero. Se trata de una consecuencia directa de la acumulación en los centros de acogida, y más concretamente en el Centro de Protección Animal, de una población de animales que podemos denominar de ‘‘bajo nivel de adoptabilidad’’, que se convierte en ‘‘no adoptable” en muchos casos», añaden fuentes municipales. Así, «en estos momentos, en torno al 70% de los perros ingresados en el CPA pertenecen a razas calificadas como potencialmente peligrosas, y cerca del 25% son mestizos, la mayoría de peso superior a los 30 kilos». Estas dos características forman parte de las razones que explican la saturación y que se engloban en cinco.

La primera es la referente a la edad. Los animales viejos o adultos que sobrepasan los siete u ocho años son difícilmente adoptables. El segundo motivo es que «los perros de talla grande o muy grande son muy difíciles de mantener en una vivienda de tamaño medio como las que hay en una ciudad como Madrid», especifican desde el organismo municipal. La mala salud de estos animales también está detrás de los problemas de adopción. Son «enfermedades generalmente crónicas, que precisan de una atención veterinaria continuada y de coste elevado, pero que no se encuentran entre las excepciones previstas en la Ley que permiten aplicar la eutanasia». Los animales con problemas de conducta también pasan muchos años en las perreras porque, aunque «no suponen un problema para la seguridad, imposibilitan o dificultan la convivencia al tener conductas destructivas, ladridos...».

En lo que se refiere a las razas potencialmente peligrosas, lo que explican desde el CPA es que «debido al perfil al que parecen responder las personas que desean tener este tipo de animales (alejado de las características y expectativas del adoptante medio), a las dudas que se han generado sobre la seguridad que supone la tenencia de este tipo de animales y a los complicados requisitos administrativos exigidos por la legislación vigente», estos animales sufren un mayor estigma a la hora de poder ser adoptados.

Son todos estos motivos los que explican que «el número de perros que se adoptan disminuya, por una simple reducción en la “oferta” de canes susceptibles de encontrar con relativa facilidad a un nuevo propietario, ya que no se ajustan al modelo buscado por los potenciales adoptantes».