Patrimonio
El Ayuntamiento recorta el plan de reforma de AZCA
Reduce a la mitad su aportación a las obras de remodelación del ámbito y pretende que asuman mayor coste las empresas de la zona.
Hace un año arrancaba uno de los últimos proyectos que Ana Botella legaba a la ciudad: la remodelación de AZCA y, hace un mes, el consistorio de Manuela Carmena daba luz verde a la primera de las obras: la reforma de la plaza de Pablo Ruiz Picasso, financiada mediante los convenios de colaboración con las empresas y comunidades de propietarios de la zona. Para elaborar dichos convenios, que tenían como siguiente objetivo las obras en la plaza de Carlos Trías Beltrán, el Ayuntamiento consignó seis millones de euros en el presupuesto de 2016. Sin embargo, ayer se reveló que recortarán a la mitad esta partida y que pedirán «un mayor esfuerzo a las empresas».
Desde el área de Desarrollo Urbano Sostenible no detallaron los motivos del recorte, ni tampoco concretaron a que otras partidas destinarán los tres millones que detraen del plan de remodelación de AZCA. Según explicaron fuentes municipales, además de los tres millones que se mantienen para el ámbito, se sigue consignando una partida de 500.000 euros para las obras de reforma en la plaza de Carlos Trías Beltrán, en virtud del convenio firmado con las empresas del entorno.
Las mismas fuentes aseguraron que el equipo de Ahora Madrid ha ido retrasando en todo lo que ha podido los dos primeros convenio firmados para rehabilitar la zonas. Tanto en el caso de la plaza de Pablo Ruiz Picasso como en la de Trías Beltrán han exigido mejoras a las empresas que cofinancian las obras, provocando retrasos en las mismas. Además, el consistorio de Carmena quiere que el esfuerzo económico extraordinario a causa del «tijeretazo» en AZCA, lo asuman principalmente Metrovacesa, Mapfre y El Corte Inglés, compañía que también se verán especialmente afectadas por la subida del IBI a los inmuebles de Patrimonio Histórico con uso comercial.
El Plan Director de AZCA, en combinación con la declaración de este espacio como Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE), buscaba el doble objetivo de reactivar un espacio muy dañado por el incendio del Edificio Windsor en 2005 –que obligó a cerrar gran parte de la zona hasta el fin de los trabajos de demolición que se prolongaron durante seis meses– y, a la vez, remodelar una configuración arquitectónica que hace que en las horas nocturnas quede abandonada salvo por algunos bares.
Para ello, el Ayuntamiento de Madrid diseñó una serie de obras de remodelación que, en colaboración con las empresas y vecinos de AZCA, permitirían adecuar los accesos y los espacios menos utilizados para que puedan ser aprovechados durante todo el día. Así, las obras de reforma eliminarán barreras arquitectónicas, modificarán el paso de vehículos, se instalarán medidas de eficiencia energética y se renovarán las instalaciones de seguridad del anillo de circulación subterráneo, junto con la instalación de cámaras de vigilancia en el entorno.
Junto a todo ello el consistorio, en colaboración con la asociación de comerciantes de la zona, impulsará modificaciones normativas para favorecer la iniciativa comercial y cultural en las distintas plazas que conforman el ámbito. De este modo, en la reforma de la plaza de Pablo Ruiz Picasso se autorizaba la instalación de una cafetería con terraza y se insta a los empresarios a que transformen sus terrazas y azoteas en una «quinta fachada con vegetación» y jardines, accesibles al público.
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