Papel
El monzón colorea Lavapiés
Más de 5.000 personas celebraron ayer la segunda edición de la Monsoon Holi que tiñó de color las fiestas de la capital
Va camino de convertirse en una tradición más de las fiestas más castizas de la capital. El céntrico barrio de Lavapiés –más concretamente la plaza de Agustín Lara– acogió ayer la segunda edición de Monsoon Holi Madrid, la Fiesta de los Monzones traída desde la India, que bañó de agua y colores (también conocidos como «gulaal») a más de 5.000 personas y en la que se arrojaron más de 500 kilos de polvos de pétalos de flores para crear la estampa más colorida del verano. DJ Badal es miembro de Bollywood Sitare, una de las once compañías que actuaron durante las cuatro horas que duró el espectáculo, y organizador de este evento. Quiere difundir la cultura del sur de Asia en España a través de sus actuaciones y, aunque por ahora solo se celebra esta fiesta en Madrid –la elección de Lavapiés, el barrio más intercultural de la capital no es casual– y Barcelona, pero reconoce que «esperamos llegar a más ciudades y que se convierta en un festival».
La Fiesta de los Monzones rompe todos los años los esquemas de la programación de las Fiestas de San Lorenzo. No hay competiciones de tortillas ni de trajes típicos de la capital, el único objetivo es crear un ambiente hindú formado por miles de personas de todas las edades mientras bailan danzas de Bollywood y disfrutan de una animada tarde rodeados de sus familiares y amigos. Los polvos de colores fueron, un año más, los protagonistas. Dos euros fueron el precio que los asistentes tuvieron que pagar para comprar un saco de pigmentos y participar de este particular arcoiris esparciéndolos después por las cabezas de la gente que ya acababan bastante cubiertas de color en cada una de las tres grandes tiradas dispuestas por la organización para dispersar los polvos entre los asistentes.
Esta fiesta está dirigida a todos los públicos. Miguel y Concepción, dos valientes abuelos, se atrevieron a acudir por segundo año a esta verbena acompañados de sus nietas mellizas de 13 años y del más pequeño de seis años, que sujetaba una pistola de agua coloreada y disparaba en todas direcciones. Muchos de los asistentes repetían y coincidieron en que esta fiesta puede resultar algo adictiva. Pero al igual que esta familia, poca gente sabe el origen de esta celebración.
Este festival de primavera procede de una antigua fiesta religiosa hindú. Cuenta la leyenda que Joli hace referencia a Joliká, la malvada hermana del rey Hiranyakashipu al que le fueron otorgados unos poderes que le cegaron y que hicieron que se creyese el dios de su pueblo. Su hijo, no confiaba en la palabra de su padre y decidió seguir adorando a Vishnu, su único dios, y eso le enfureció. El príncipe Prahlada, amenazado por castigos, seguía sin adorar a su padre, y por ello, su tía vio como única solución la muerte del príncipe. Para ello, le invitó a sentarse en una hoguera con ella, que se había puesto un mano ignífugo para protegerse de las llamas. En ese momento, el manto cambió de dueño protegiendo al príncipe Prahlada, que vio cómo su tía ardía entre las llamas.
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