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El pederasta de Ciudad Lineal cambia el piso franco por un descampado
Con su última víctima, una niña de siete años y origen dominicano, cambió su modus operandi. Se la llevó en un coche pero no la narcotizó ni le dejó lesiones. «Me hizo cosas feas», dijo la menor
Después de todo el verano sin dar señales de vida, hemos vuelto a saber de él pero, desgraciadamente, no para conocer su detención, sino para hablar de un nuevo caso. Las alarmas volvieron a saltar ayer tras conocerse el nuevo episodio de un rapto a una menor la tarde del viernes. Las primeras pesquisas despistaron a los investigadores porque, si se trataba del mismo delincuente, había cambiado de modus operandi. No obstante, fuentes cercanas a la investigación sospechaban de estar ante una nueva actuación del pederasta al que llevan casi cinco meses buscando. La zona de acción y la edad de la niña escogida son similares a las de sus anteriores delitos.
Los hechos ocurrieron a eso de las 19:30 horas de la tarde cuando la menor, una niña de siete años de nacionalidad española y origen dominicano, se encontraba jugando en un parque cercano a la carretera de Canillas, muy cerca del complejo de la Policía Nacional. Al parecer, la pequeña se encontraba con sus abuelos y, en un momento dado, la perdieron de vista. Fue la oportunidad que aprovechó el individuo para actuar y, convenciéndola de que se metiera en un coche –al igual que ocurrió con las otras víctimas– se la llevó del lugar. Sin embargo, al contrario que con las anteriores niñas, las primeras hipótesis apuntaban ayer a que no la llevó a ningún piso franco y sólo actuó dentro del vehículo. Según fuentes policiales, el pederasta apenas realizó un corto trayecto en coche de unos 10 minutos (alrededor de cinco kilómetros de distancia). Acudieron a un descampado cerca de la calle Menquinenza, casi en la esquina donde se cruza la calle Alcalá con la A-2 y la M-40. El hecho de no actuar en un piso despistó a los agentes ya que el pederasta había cambiado de modus operandi. Además, en esta ocasión, el individuo no lesionó a su víctima ni la pudo duchar después, como hacía con las anteriores, para borrar restos de ADN.
Al encontrarse en un coche, no tenía la posibilidad de bañarla y no habría agredido sexualmente a la menor, según fuentes policiales. Sin embargo, ésta declaró a los agentes que el hombre la había hecho «cosas feas». Por eso, los invstigadores trabajan con la hipótesis de que, en esta ocasión, se tratara de un caso de abuso sexual. Tampoco la habría narcotizado, según fuentes de la investigación. Apenas fueron un par de horas lo que la pequeña estuvo recluida, mucho menos tiempo que las otras niñas.
Fue un encargado de vigilar la seguridad en una obra cercana al descampado de Menquinenza quien encontró a la menor llorando. Los familiares apenas habían intentado denunciar el caso pero, en cuanto se tuvo conocimiento del nuevo episodio, los responsable de la «operación Candy», como se bautizó al operativo para capturar a este individuo, comenzaron a trabajar. Los agentes del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Brigada Provincial de Policía Judicial se pusieron manos a la obra y en cuanto el individuo liberó a la chiquilla se encargaron del caso.
Recordemos que la zona coincide con la del pederasta, ya que el marco de actuación de la «operación Candy» se centra sobre todo en los tres distritos de Ciudad Lineal, de donde ha raptado a las menores siempre, Hortaleza y San Blas, donde las deja abandonadas. En esta ocasión, al parecer, la menor no habría recibido somníferos y, por tanto, no se encontraba aturdida aunque sí muy asustada por lo sucedido. Esto sería de gran ayuda para los investigadores ya que, si la niña se muestra colaboradora –algo más probable que en las anteriores ocasiones, ya que no ha sufrido tanto–, recordaría mejor la fisionomía de su agresor. Además de los agentes especializados, una ambulancia del Samur se desplazó hasta el lugar para atender en un primer momento a la menor y trasladarla después al Hospital La Paz. Allí, en la zona de pediatría, la niña fue sometida a una exploración para determinar lo sucedido. Según los primeros análisis realizados por los facultativos, no se abrían encontrado signos de lesiones, según Europa Press. Durante la mañana de ayer, responsables policiales de la operación acudieron al lugar de los hechos para realizar una reconstrucción con la menor. Ése ha sido uno de los grandes hándicaps de esta operación. Las niñas han sido reacias a colaborar con la Policía y lo que han aportado, dado su edad y las circunstancias, no ha sido de gran ayuda para los investigadores.
¿Más cámaras de videogilancia?
La Asociación Clara Campoamor, que trabaja en favor de los derechos de la mujer y la infancia, reclamó ayer al Ministerio del lnterior la colocación de cámaras en las calles para disuadir a los violadores y atraparar a agresores sexuales. Blanca Estrella Ruiz, presidenta de este colectivo, aseguró a Servimedia que «es necesario que se pongan cámaras en las calles para disuadir este tipo de delitos. «A mí me da igual que me graben las cámaras de toda España. A la gente que no cometemos delitos no nos importa que nos graben». Ruiz añadió que «esta medida es muy común en Estados Unidos y en otros países. Deberíamos pensar en instalarlas aquí».
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