Barcelona
La adrenalina viaja en autobomba
La Unidad Militar de Emergencia (UME) está especializada en inundaciones, grandes nevadas, y colabora esta temporada en la extinción de incendios. 23 efectivos están estos días alerta en el hangar de emergencia, preparados para salir de Torrejón en 15 minutos
MADRID- «La incertidumbre es lo que carateriza la emergencia. Por eso es vital, primero la comunicación, y después la coordinación con todos los intervinientes desde el primer momento». Lo dice el teniente coronel Juan del Hierro, responsable del Primer Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM-I) de la Unidad Militar de Emergencia (UME), que actúa en Extremadura, Castilla La Mancha y Madrid. A pesar de ese lógico desconocimiento inicial ante una catástrofe, todo está tan sistematizado, los profesionales son tan experimentados y los medios materiales tan avanzados que la UME –amadrinada por la Reina Sofía en 2009– se ha convertido en algo así como el «hermano mayor» de los bomberos autonómicos; aquellos a quienes pedir ayuda rápida y fiable cuando la situación se les comienza a ir de las manos. Estos días, en plena campaña contra los incendios forestales, están más alerta que nunca. En el kilómetro 22 de la carretera de Barcelona, en la base americana de Torrejón, se encuentra el cuartel general de esta unidad: una «gran ciudad de las emergencias» donde entrenan, hacen guardias y prácticamente viven los 550 militares que componen el Primer Batallón, el encargado de actuar en nuestra región. La unidad cumplirá el próximo mes de octubre ocho años y, pese a nacer bajo algunas críticas, se ha convertido en la «imprescindible» de las Fuerzas Armadas y en la mejor valorada por los ciudadanos, quizás por ese servicio a la población tan visible. De hecho, sólo esta unidad y el Ericam (la unidad de Emergencias de Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid) han conseguido el prestigioso certificado internacional para rescates otorgado por Naciones Unidas. Aunque hay 168 vehículos y 29 remolques preparados para actuar, si algo hace a la unidad tan valiosa son sus medios humanos, una plantilla compuesta en su mayoría por hombres (sólo hay 32 mujeres, un 7 por ciento) que pueden venir de cualquier Ejército (de Tierra, Aire o de la Armada, además de reservistas como médicos y enfermeros) y que realizan un curso básico de emergencias de casi dos meses antes de ingresar en la unidad. La cobertura de incendios es la «asignatura» principal de ese curso, lo que les convierte en los grandes «bomberos» del país por la cantidad de horas de experiencia que tienen frente a las llamas.
En el hangar de emergencia hay 23 militares pendientes de una orden de salida. Hacen turnos de siete días y ayer, a las doce del mediodía, pasaban revista: se revisa que cada vehículo esté a punto. Ahora, los vehículos preparados en este hangar son los de la temporada de verano; es decir, autobombas y nodrizas para combatir incendios. En invierno, sin embargo, tienen las máquinas especiales para nieve y en primavera están pendientes de las riadas y posibles inundaciones provocadas por el deshielo (pueden instalar hasta un puente de 48 metros cuando una riada se lleva por delante las infraestructuras de un pueblo, como en enero de 2010 en Ciudad Real). Los profesionales, según dicen sus superiores, están «deseando salir a trabajar, y eso que las condiciones de trabajo son extremas». Por mucho que lleven trajes ignífugos especiales, soportan temperaturas de hasta 60 grados durante las doce horas de trabajo diario que realizan en cualquier incendio forestal. Tras medio día luchando contra el fuego, se relevan. «No sólo es necesario para ellos, es importantísimo para ser eficaces en la emergencia, que es lo principal», añaden. «Aún así, en alguna localidad los vecinos afectados por el fuego no entendían qué hacía un miembro de la UME descansando».
La profesionalidad de estos militares, no obstante, no es cuestionada por la gran mayoría de la ciudadanía. Uno de sus principales valores es el compañerismo. Todos llevan en su memoria al cabo primero Alberto Guisado, de 35 años, el primer miembro de la UME fallecido durante una intervención. Ocurrió durante el incendio de la Sierra de Gata, en Cáceres. El próximo 4 de agosto hará un año y en su honor, la Sala de Juntas lleva su nombre. Muy cerca de esta sala se encuentra el Centro de Operaciones del Batallón (COB), desde donde se permanece en contacto con las comunidades y donde se van vigilando las incidencias al segundo, desde webs como GDACS, que proporciona información de seísmos. En la Comunidad es el consejero de Presidencia, Salvador Victoria, responsable de la Dirección General de Seguridad e Interior, quien solicitaría apoyo a la UME cuando el peligro comienzase a ser importante. En 15 minutos, sale el Elemento de Reconocimiento, que lleva hasta satélite incorporado: los «ojos» de la UME, que contactan con el director técnico de la emergencia instalado en el Puesto de Mando Avanzado. Se nutre de datos básicos como dónde poder repostar agua y los comunica al COB. Antes de que llegue esta primera información, en un máximo de una hora, el Elemento de Primera Intervención con automombas de 3.500 litros (que en un gran incendio apenas da para 30 minutos) y una nodriza con capacidad para los 13.500 ya están saliendo hacia allá. La Segunda Intervención saben que saldrá en menos de dos horas y media. Lo que no saben es la hora y el día de regreso.
Trabajar en condiciones extremas
Casco, guantes, siloquera (una protección para cuello y hombros), chaquetón, una pequeña mochila «Camelback» con cantimplora, saco de dormir y un refugio ignífugo, una especie de manta para protegerse en caso de que el fuego les rodee o les pase por encima. Aunque pueden llegar a soportar temperaturas de 70 y 80 grados, suavizaría las quemaduras seguras. Estos son los imprescindibles que «los UME» llevan en su mochila. Además, en el camión de apoyo, cada uno lleva su petate con tienda individual para dormir y los básicos para asearse una semana. Nunca saben cuántos días podrá durar un incendio forestal y están a la orden del consejero autonómico quien, hasta el Nivel 2 del Infocam, tendría el mando sobre la emergencia. Una vez activado el Nivel 3, algo que nunca ha ocurrido en España, sería la UME quien asumiría el mando y podrían ordenar, por ejemplo, confiscar un supermercado para víveres.
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