Agricultura

La calidad se llama «M»

En apenas un año y medio 2.955 productos han obtenido la certificación regional que los señala como primera clase «made in Madrid».

La calidad se llama «M»
La calidad se llama «M»larazon

En apenas un año y medio 2.955 productos han obtenido la certificación regional que los señala como primera clase «made in Madrid».

No ha ganado Eurovisión, pero ha logrado algo no menos importante. Alicia Pardo, una madrileña de 38 años licenciada en Económicas y Máster MBA en el Instituto de Empresa, se ha llevado el premio europeo al mejor agricultor sostenible. Afincada en Soto del Real, hace siete años decidió convertir su negocio familiar, una ganadería equina, en un proyecto innovador que obtiene de la yegua un producto poco común en la explotación de este animal: su leche. Así, con la ambición de expandirse, el círculo familiar (Alicia, su hermano y su padre) creció y ahora cuentan con la colaboración de otras seis personas en la marca comercial que fundaron juntos. Ecolactis, dedicada a la producción tanto de leche como de cosméticos ecológicos elaborados con calostro, cuenta además con la marca «M Producto Certificado». Este sello, creado hace un año y medio por la Comunidad para distinguir la calidad de determinados alimentos «made in Madrid» hace que el premiado caso de Ecolactis no sea ni mucho menos único en nuestra región a pesar de que, a priori, se trata de una autonomía que no se ha distinguido hasta ahora por explotar comercialmente los buenos productos que surgen de sus campos y granjas. Vinos, quesos, carnes, aceites, aceitunas y encurtidos, verduras, pan, bollería, cerveza, café, conservas y ahumados, variedades lácteas y otros alimentos preparados se han incoporado en los últimos meses a esta certificación que ya cuenta con 455 empresas adheridas y un total 2.955 productos con este distintivo.

Sólo en sus tres primeros meses de funcionamiento más de mil empresas se adhirieron a un sello, el «M», que certifica que se tratan de «productos de cercanía, de reconocida calidad y en cuya producción se han mezclado tradición e innovación». A un ritmo de cerca de 16 nuevas empresas cada mes, la marca «M» ha logrado que, por ejemplo, los productos con este distintivo aumentaran a lo largo de 2015 su volumen de ventas en 11,85% de media respecto a los datos del año anterior, antes de entrar a formar parte en el club de alimentos madrileños de calidad, informaron fuentes de la consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio que se encarga de la gestión del distintivo. En concreto, durante el ejercicio del año pasado los productos «M» consiguieron hacerse con unos ingresos de 36,4 millones de euros, según los datos que maneja la Comunidad.

«Los consumidores madrileños se identifican con los alimentos producidos aquí y el sello contribuye a que nos localicen más fácilmente en las superficies en las que los distribuimos», explica uno de los productores de aceite con el sello de origen Madrid. Legumbres de Daganzo, vinagre de Aranjuez, miel de Cobeña o café de Móstoles y Alcorcón son algunos de los productos que ya se han hecho con esta marca y que se han unido a otras como la Denominación de Origen Vinos de Madrid –la más antigua de ellas (establecida en 1990) y que en 2015 logró batir su récord de exportaciones con la venta fuera de España del 32% de la producción–, el anís de Chinchón, la carne de la Sierra de Guadarrama, las Aceitunas de Campo Real, la Agricultura Ecológica, el aceite de Madrid y los productos de la Huerta de Villa del Prado. Alimentos que, además, están al alcance de todos en centros comerciales y pequeñas superficies de toda la región y que también se ponen a la venta en las periódicas ferias agrarias que organiza el Ejecutivo regional en distintos municipios de toda la comunidad. La expansión de la marca no cesa. Este año el Ejecutivo de la Comunidad de Madrid ha invertido más 1,2 millones de euros a la promoción de los alimentos de Madrid.