Angel del Río
La Constitución en Sol: reformas y miedo al atasco
Cifuentes defendió la modificación «pactada» de la Carta Magna. El corte al tráfico de Gran Vía, gran protagonista en los corrillos en la Real Casa de Correos
Cifuentes defendió la modificación «pactada» de la Carta Magna. El corte al tráfico de Gran Vía, gran protagonista en los corrillos en la Real Casa de Correos
Lleno hasta la torre del reloj de la Real Casa de Correos para celebrar por anticipado el Día de la Constitución. Unos elogiaban la decisión de Cristina Cifuentes, de anticiparlo al día 2, con el fin de facilitar el largo acueducto de escapada de la semana que viene, mientras que otros eran más partidarios de dar a cada fiesta la solemnidad correspondiente en el calendario y no dejarse llevar por el afán irresistible de largarse de puente. Más asistentes que de costumbre, algunos con prisas por cerrar las maletas e irse de viaje, y dos temas principales para la conversación y el debate: sobre el escenario de las autoridades, la Constitución y su reforma bien medida; en los corrillos del chocolate con churros, ágape muy castizo, el cierre de la Navidad al vehículo privado, impuesto por Carmena en el centro de Madrid, y la bienvenida esperanzadora a Mister Cordish, el magnate americano que quiere llevar a Torres de la Alameda el mayor parque de ocio de Europa.
Con especial atención escuchaban sobre la tribuna los discursos de la delegada del Gobierno y de la presidenta regional, los portavoces de los grupos políticos, con las ausencias, anunciadas y justificadas, del socialista Angel Gabilondo, y de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
Concepción Dancausa y Cristina Cifuentes coincidieron en ensalzar los valores de nuestra Constitución. La Carta Magna no es «un dogma inamovible», y puede ser objeto de reformas que permitan su adaptación a las nuevas necesidades, entre ellas la mejora del modelo territorial, opinión respaldada por los políticos asistentes al acto, entre los que predominaban los alcaldes, una reforma que, según Cifuentes, debe hacerse «desde el diálogo y el consenso», y hay que decir «rotundamente no a aquellas que significan ruptura».
En los corrillos que siguieron a los discursos institucionales, también se hablaba ayer de ese gran proyecto que viene a suplir las desilusiones del fallido Eurovegas. Coincidencia general en que ese macro centro de ocio previsto en Torres de la Alameda va ser como agua de mayo, no sólo para el Corredor del Henares, sino para todo el conjunto de la Comunidad, y actos de fe para que no se frustre. También se debatía sobre el pacto para subir el déficit autonómico y el acuerdo con el PSOE sobre el techo de gasto. No había discrepancias en ninguno de los dos asuntos, salvo alguno de Podemos que dijo: «Rajoy os ha hecho comulgar con rueda de molino», en alusión a un alcalde socialista que defendía los acuerdos con el gobierno.
La frase más repetida en el chocolate con churros fríos era la siguiente: «¿A qué hora cortan Gran Vía, Mayor y Atocha?». Respuesta: «A una hora muy taurina: las cinco de la tarde». Había preocupación por saber si al término de la recepción el personal podría volver a casa en coche o si serían víctimas de otro nuevo episodio de Factoría de ocurrencias Manuel Carmena, de cerrar la Navidad al tráfico privado en el corazón de Madrid. Hubo quien justificó la ausencia de la alcaldesa, para no tener que responder a esta decisión. Ayer era el primer día del resto de la madre de todas las batallas contra el vehículo privado en Navidad, que en algunos casos se entiende como el ensayo general para cerrar definitivamente todo el centro de Madrid a la circulación privada. Otros decían que Carmena quiso tomarse un respiro en sus frecuentes encuentros con Cristina Cifuentes, para no exasperar demasiado a los podemitas.
Gabilondo y Carmena, ausentes
Y es que, a veces, los problemas cotidianos del ciudadano son más importantes en la charla informal que otras cuestiones de índole superior. Presencia del mundo de la política, la economía, el sindicalismo y la sociedad madrileña, con caras del mundillo de la cultura y la farándula, como Olga María Ramos, con mantón de Manila sobre sus hombros, espíritu de casticismo puro y el lamento de que el folklore madrileño no esté más presente en estos actos. También andaban por allí las incombustibles Encarnita Polo y Ana García Obregón.
Fue protagonista uno de los ausentes: el alcalde de Alcorcón, David Pérez, cuya dimisión le pidió ayer a Cifuentes el portavoz de Ciudadanos, Ignacio Aguado, mientras que Esperanza Aguirre salía en defensa de Pérez. Y algunos, tanto hablar y hablar, tuvieron que tomarse el chocolate espeso y el churro frío. La mayoría tenía prisa por acabar, coger las maletas y largarse de macropuente; otros, volverán a celebrar el Día de la Constitución en tiempo y fecha: el próximo martes, si es que para entonces están de vuelta a sus asuntos y deberes.
*Cronista de la Villa
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