Villa de Vallecas

La Policía asesta el enésimo golpe al clan de «El Bocalata»

Los Fernández Fernández seguían traficando en La Cañada. Cuatro de los siete detenidos ya fueron arrestados hace un año

Los agentes del GOIT suelen emplear arietes para tirar abajo las puertas blindadas y motosierras para los barrotes de las ventanas. Lo primero es la detención de los implicados.
Los agentes del GOIT suelen emplear arietes para tirar abajo las puertas blindadas y motosierras para los barrotes de las ventanas. Lo primero es la detención de los implicados.larazon

madrid- No se jubila. A sus 77 años, José Manuel Fernández Vázquez, según su DNI, o «El Bocalata» en el submundo del narcotráfico madrileño –y para los agentes que le conocen bien desde hace ya demasiados años–, sigue al pie del cañón. Su «pyme» de venta de droga, que levantó ya por los años 90 en otra ubicación, sigue dispensando gramos de cocaína sin notar apenas la crisis. «El Bocalata» llegó desde Plasencia con su mujer, Santa Fernández, de 72 años, y se instalaron en el ya extinto poblado de Las Barranquillas. Allí les costó hacerse un hueco en el complicado mundo de la droga, donde el respeto por los clientes de la competencia, y más entre personas de etnia gitana, es sagrado y te puede costar la vida. Pero lo lograron.

Hoy, a pesar de las incontables ocasiones en las que han sido arrestados, continúan viviendo de lo mismo. El matrimonio ha vuelto a ser detenido por los agentes de la Policía Nacional junto con sus hijos en una nueva operación policial. La enésima contra este clan de etnia gitana que lleva más de una década suministrando estupefaciente a los toxicómanos de Madrid.

Santana Férnandez Fernández, de 34 años y uno de los «herederos» más activos, ahora al frente de la empresa familiar, y Emilio Fernández Fernández, de 33, ambos vástagos de los extremeños, también fueron arrestados. Los cuatro ya habían sido detenidos en idénticas circustancias en abril de 2012 cuando, en el marco de una macroperación policial, la Policía Nacional se llevó detenidas a una veintena de personas.

En los registros practicados a mitad de la semana pasada se arrestaron a un total de siete personas. Los otros tres son también dos hijos del matrimonio, que no habían sido detenidos el pasado mes de abril, a excepción de una mujer. Se trata de Félix Fernández Fernández, de 22 años y José María Fernández Fernández, de 40 años y Ana de los Reyes Navarro, de 34 años.

Idéntico modus operandi

Las medidas de prevención en el punto de venta y la forma de dispensar el estupefaciente eran las mismas de siempre. Tras el golpe policial de abril, que supuso el descabezamiento de la banda, los agentes volvieron a entrar en julio y detuvieron a otras cinco personas, entre ellas, el cabecilla «en funciones», a quien llamaban «El Púa». Sin embargo, el clan es un dragón que siempre se regenera y esta vez también se ha vuelto a recomponer tras el mazazo policial. Incluso seguían despachando en las mismas parcelas del sector 6 de la Cañada, la 76 y la 37, que reconstruyeron tras ser derribadas por los operarios municipales. Esta vez, sin embargo, los agentes no han podido llevarse gran cosa del interior. Apenas unos gramos de cocaíana y heroína (consiguieron quemarlo y tirarlo por el retrete), sustancias de corte, 1.200 euros en efectivo y un vehículo.

A los delincuentes les dio tiempo a deshacerse de la droga mientras los agentes derribaban su fortaleza y la tiraron a una estufa y al retrete. Siguiendo su línea habitual, las mujeres se encargaban de dispensar la droga al por menor y los «machacas» (toxicómanos que trabajan para el clan) hacían las labores de vigilancia. Los siete arrestados fueron puestos a disposición judicial y viviendas derruidas . La operación ha sido desarrollada por agentes de Villa de Vallecas en colaboración con el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT).

Una familia «descabezada» en abril de 2012

Los clanes de la droga en la Cañada Real se regeneran a velocidad de vértigo. «Los Gordos», «Los Emilios» o los «Fernández Fernández» llevan años controlando la venta de estupefacientes en el mayor supermercado de la droga de España. Sobreviven a golpes policiales porque les suele dar tiempo a quemar la mayor parte de la droga antes de la llegada de la Policía, por lo que el juez no suele meterles a prisión. Además, las familias son tan amplias que siempre queda alguien «limpio» para seguir al frente del negocio. En abril de 2012 el clan se dio por «descabezado» con la detención de 19 personas, doce de ellas con doble apellido Fernández pero enseguida salieron a flote.