Hostelería

La revolución del «made in Madrid»

El mercado de Vallehermoso resurge con 22 comercios que ofrecen los productos cosechados a menos de 120 kilómetros.

La revolución del «made in Madrid»
La revolución del «made in Madrid»larazon

El mercado de Vallehermoso resurge con 22 comercios que ofrecen los productos cosechados a menos de 120 kilómetros.

Las frutas, los buenos vinos y las carnes nunca han faltado en el veterano mercado de Vallehermoso. Sin embargo, desde el pasado mes de junio, este tipo de productos han comenzado a ser totalmente «made in Madrid». Después de que el Ayuntamiento de la capital inyectara 138.000 euros en los dos últimos años a través de la convocatoria de subvenciones para la modernización y dinamización de mercados municipales, el icónico mercado situado en el número 36 de la calle Vallehermoso sufrió una transformación que se cristalizó en septiembre con la inauguración del Mercado de Productores. Hasta 22 tiendas del ala oeste de este centro fueron reformadas por pequeños comerciantes que cosechan sus productos a no más de 120 kilómetros de la capital.

Caracoles, huevos, hortalizas y todo tipo de comestibles hechos en la región o zonas limítrofes cobran más fuerza que nunca en este establecimiento, sin embargo, hay uno que despunta sobre los demás: la quesería La Cabezuela. Su dueño, Juan Luis Royuela, fue el principal impulsor de este proyecto a través de la Asociación del Día de la Cosecha. «No tenía ni idea de hacer quesos, no sabía ni sacar un litro de leche», asegura. En el año 2010 Royuela y su mujer, Yolanda Campos, se quedaron sin trabajo y decidieron emprender un desconocido viaje hacia el mundo de los quesos. Su primer paso fue comprar una quesería que se fundó en 1991 y que estaba al borde de la quiebra. Sin apenas conocimientos sobre la materia, la pareja comenzó a empaparse de todo lo que los expertos en este producto pudieran enseñarles. Y, para que no se la dieran con queso, llegaron incluso a viajar por toda Europa para formarse y conocer a fondo todos los secretos que esconde la ganadería. Royuela y su mujer dan forma y sabor a estos manjares en una pequeña fábrica que poseen en Fresnedillas de la Oliva, a sólo 54 kilómetros del mercado Vallerhermoso, donde los venden. Esta proximidad que existe entre la fábrica de quesos y la pequeña tienda donde los comerciantes distribuyen el producto hace que los alimentos no pierdan calidad en los desplazamientos.

Aunque tienen la agenda llena y sus días de descanso suelen ser escasos, todo esfuerzo tiene su recompensa y, desde que llegaron en junio al mercado de Vallehermoso, Royuela reconoce sentirse «muy contento» con la acogida que están teniendo en el barrio, tanto ellos como los otros 21 productores locales.

Ángel Rebollo regenta la huevería Eggo. Su historia no es muy diferente. Cuando el fenómeno de la crisis asoló el sector inmobiliario, Ángel, que era electricista, se quedó en el paro. Después de varios meses dándole vueltas a su futuro, la inspiración apareció de repente. «Un día se acabaron los huevos en mi casa y baje a comprarlos a un supermercado que había cerca, cuando los probé me di cuenta de que no eran de buena calidad y pensé que yo podría hacerlos mejor», cuenta nostálgico. Por ello, hace dos años y medio, Ángel decidió crear con sus propias manos una granja de gallinas ecológicas sobre unos terrenos que tiene su abuelo en Ávila. ¿Qué ventajas tienen los huevos ecológicos? Según cuenta Ángel, la diferencia está en la comida y el trato que reciben sus animales. «El pienso que le damos es de una alta calidad y los cuidados que reciben hacen que su sabor sea mucho mejor», relata este madrileño. Pero esta tarea tan laboriosa no podría ser desempeñada por una sola persona. Por eso el tío de Ángel le ayuda en todo lo que puede. «Yo suelo estar aquí en el mercado y él se encarga de recoger los huevos». De hecho, que éstos se recojan y se distribuyan cada dos días «nos ha hecho poder catalogar los huevos como extrafrescos», cuenta. Una categoría que podría llegar a convertir a sus animales en las auténticas gallinas de los huevos de oro.

Roseta es otra las productoras que está apostando por el auténtico producto madrileño. Ella está al mando del pequeño puesto Vinos Deliberados y, aunque distribuye a otros lugares de España junto a sus otros seis socios, en el mercado de Vallehermoso parece que le va viento en popa. Sus vinos son totalmente artesanales. Provienen directamente los viñedos que Orlando Lumbreras cuida con esmero en la Sierra de Gredos. Ellos también llegaron a este mercado a principios de verano. «El boca a boca, nos ha ayudado mucho. De hecho, ya tenemos clientes habituales que sólo quieren el vino de aquí», cuenta Roseta satisfecha.

Son pocos meses para saber si estos 21 productores locales van a multiplicar su presencia en este mercado, pero lo que sí se puede afirmar con total rotundidad es que los productos creados a no más de 120 kilómetros de la capital se han ganado a pulso un hueco en el corazón de Chamberí.